92. UNA PASIÓN DESENFRENADA
VICTORIA: Por alguna razón, los brazos de Ricardo, en medio de su sueño, me estrecharon aún más, como si temieran que me escapara o desapareciera. Aunque estaba dormida, sentí que su toque poco a poco se volvía diferente. Era suave y, al mismo tiempo, agradable. Mi cuerpo comenzó a reaccionar a sus caricias, y me giré despacio, buscando sus labios hasta encontrarlos. El roce fue primero tímido, apenas un susurro de piel contra piel, pero su respuesta fue inmediata. Los labios de Ricardo, cálidos y decididos, buscaron los míos con tanta ansiedad que parecía que había estado esperando este momento durante años. Todo lo que había sido una complejidad entre nosotros se desdibujó en ese instante. La tormenta seguía rugiendo afuera, desafiando al mundo con sus dentelladas de viento y lluvia, mientras nosotros seguíamos atrapados en una pasión incontrolable. Mi mente, que siempre había encontrado razones para huir, se apagó en el instante mismo en que él deslizó una mano por mi cintu
Ler mais