Capítulo 21. Metáfora.
POV: IrinaIván bajó la vista, discreto, como quien entiende que el latido en la habitación no es el suyo. María, de lejos, movió una planta que no necesitaba moverse. Y la caja de música volvió a sonar, por puro espíritu teatral.—Basta —dije, al aire—. O bailo yo.Gaspar giró la cabeza, atento al techo, al suelo y a la nada.—No bailamos para él —marcó—. Marcamos el paso para nosotros.—¿Y cuál es el paso? —me animé—. Porque tengo dos pies, Gaspar, y uno quiere ir hacia ti y el otro… —callé; el orgullo a veces se me interpone—. El otro quiere ir hacia la puerta.—Caminas conmigo —resolvió, y hubo algo casi tierno en esa dureza—. Eso es todo. Y si en algún momento digo “basta”, paramos. La condición de hoy se mantiene.—Lo sé —admití—, y acepté. No me subestimes: si acepto el plan, acepto la línea.Iván se aclaró la garganta, pidiendo permiso para un último hilo.—Señor, me retiro. Mañana, al amanecer, le traigo el primer grupo. Quiero que sea temprano.—Hazlo —dijo Gaspar—. María, a
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