Capítulo 20. Los sobrevivientes de la Bratva Rusa.
POV: IrinaEl invernadero a las 21:00 parecía una catedral de vidrio. No por fe, sino por liturgia. Faroles bajos entre las macetas, sombras verdes sobre las losas, una mesa pequeña en el centro con una vela que insistía en no apagarse, aunque la noche respirara, húmeda, contra los cristales.Gaspar avanzó medio paso por delante y, por primera vez desde que estoy aquí, sentí que el aire se soltaba cuando él se detenía. Lo seguí sin tocarlo, obedeciendo ese centímetro pactado que nos salva y nos tortura.—No hables fuerte —dijo, sin mirarme—. Si hay alguien escuchando, le daremos silencio.—¿Y si hay alguien mirando? —pregunté, clavando la vista en el techo de hierro y vidrio.—Que mire —su tono no fue arrogante; fue una forma nueva de control—. No le vamos a regalar un espectáculo. No hoy.La caja de música sonó desde algún lugar que no supe ubicar. Una melodía dulce, antigua, que en otra vida podría haber sido un recuerdo de infancia. En esta, era un cuchillo escondido en terciopelo.
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