—Lo es. Contiene toda la información: los nombres, las transacciones, los planes de Volkov y mis propios movimientos para infiltrarme en la red y reunir pruebas. Trina lo miró con los ojos llenos de lágrimas. —Entonces, ¿eres un héroe, Alejandro? ¿Un justiciero? Él sonrió con tristeza. —No. Soy un hombre atrapado en un legado oscuro, que intenta limpiar el nombre de su familia y hacer lo correcto. Se acercó a ella, levantó la mano y le acarició la mejilla con mucha ternura. —Te necesito a mi lado, Trina, no solo como mi amante, sino como mi socia, mi confidente, la única persona en la que puedo confiar. Trina lo miró fijamente a los ojos. La s
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