—Es un canalla —musitó Jhosua—. No podemos consentir que te lastime.
—Tenemos que actuar —dijo Trina, con voz firme—. No podemos aguardar a que nos ataque.
Regresaron a la finca, donde la seguridad se había reforzado aún más. Alejandro, desde prisión, había sido informado de la amenaza de Petrov y había insistido en que Trina, Ivana y Jhosua permanecieran en la finca, bajo la protección de sus hombres.
Los días siguientes fueron frenéticos, marcados por la planificación y la tensión. Trina, Ivana y Jhosua trabajaron sin descanso, coordinando con los abogados de Alejandro y con sus contactos en las autoridades internacionales. Necesitaban un plan para evidenciar a Petrov de una vez por todas, para desmantelar lo que quedaba de Volkov y certificar la libertad de A