Por fin, llegó la mañana esperada. Alejandro y Trina aguardaban en el helipuerto de la finca. El sonido de las hélices se intensificó y un helicóptero negro aterrizó con suavidad. Ivana y Jhosua bajaron, con rostros pálidos, pero aliviados al ver a Trina.
Trina corrió a abrazarlos. –Están bien, gracias a Dios.
Ivana la abrazó con fuerza. –Trina, ¿qué ha pasado? Nos secuestraron.
–Lo sé, lo siento mucho. Alejandro se los explicará.
Alejandro se acercó con gesto serio. –Ivana, Jhosua, lamento las circunstancias. Era necesario, estaban en peligro.
Jhosua, afectado, lo miró con cautela y curiosidad. –¿Peligro? ¿De qué habla?
Alejandro