Capítulo 102. En el campamento Darkfang
El campamento oculto en el bosque estaba envuelto en una atmósfera densa y opresiva. La humedad de la fiebre lupina hacía que el aire fuera casi irrespirable, y los gemidos de los soldados enfermos se mezclaban con el crujir de las ramas al ser pisadas por sombras furtivas.En una tienda apartada, la más resguardada, reposaba el enmascarado. Su rostro parcialmente cubierto por vendajes, sudoroso y con la respiración entrecortada, dejaba entrever un hombre poderoso, aunque ahora vulnerable.Sus músculos, tensos a pesar de la debilidad, se crispaban con cada recuerdo de lo ocurrido. Los ojos, oscuros como la noche sin luna, brillaban con furia contenida.Sobre una silla cercana, su amante, enjugaba cuidadosamente su frente con paños frescos, intentando calmar las llamas internas que parecían consumirlo desde adentro.—Deberías descansar —murmuró con voz suave—. No sirve de nada que gastes esa energía en la rabia.—¿Descansar? —gruñó el enmascarado, la voz seca, áspera—. Perdí la oportun
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