Liam Jones La traición de ella me duele,todavía no se dictaba la sentencia de divorcio y ya me había buscado sustituto.“Seguro que a él,si le soltó,lo que no me dio a mí,tanto que la cortejé, seguro que ya le dio su virginidad a Brad. “Yo aquí como un idiota,respetando nuestro matrimonio con la esperanza de volver a ser lo que fuimos.Selene se me ofreció,a pesar de sentir como un macho Alfa,me aguanté las ganas,pensando que no era apropiado.El ruido del bolígrafo al tocar el papel me sacó de mi trance.Después de haber dejado la oficina del abogado. Mis manos temblaban y sentí muchas ganas de gritar. Jamás creí que un simple acto podría doler tanto. Firmar el divorcio fue cómo sellar una herida abierta, con acero: No había marcha atrásSi ella no me quiere,no veo la necesidad de alargar más mi sufrimiento. “Al diablo con los Davis.”Ahora tendría que recoger los pedazos de mi corazón y volverlos a pegar,estaba roto. La sensación de pérdida era abrumadora; sabía que cerraba un

Ava Davis. “ Me niego a morir tan joven,daría todo lo que tengo por la cura de mi mal.”Miro a través de mi ventana,mi familia ha hecho un picnic en el jardín.Mel nos visita más a menudo,ella dice que ya no vale la pena tener rencor,el motivo de nuestra rivalidad ahora mira a otra .Ella tiene razón,al final; Liam no ha sido ni para ella, ni para mí. Somos hermanas y no puede haber rencor entre nosotras.—No quiere bajar—Dice mi padre.—Solo queda esperar —Responder Mel.Yo los oigo muy claro,supongo que tienen la esperanza de mi recuperación.Nunca pensé que llegaría a sentirme tan vacía y perdida. Desde hace semanas, el dolor me había acompañado como una sombra constante; cada movimiento parecía un recordatorio de lo frágil que era la vida. Me peino y al pasar el cepillo se me ha salido un mechón de mis rulos dorados.—¡No! ¡Esto es una pesadilla! —Lloré con desconsuelo Busqué en el cajón y me puse un gorro tejido que tiene una flor de margarita. Cuando mi padre subió con la ta

Ava Davis.A veces me despierto y lamento haber abierto los ojos en un mundo que no reconoce el dolor que llevo dentro. La luz del día entra por las rendijas de las cortinas, pero todo lo que veo es una especie de neblina, como si mis recuerdos estuvieran envueltos en mil capas de tristeza. La realidad se ha vuelto borrosa, y mientras miro a mi alrededor, la desesperación me asalta: ¿realmente habrá un futuro para mí?Desde que este mal me aqueja, cada día es un nuevo desafío.Soy consciente de que estoy perdiendo cosas que jamás pensé que valoraría tanto. La visión deteriorada solo es una parte de lo que batallo; puedo sentir cómo mi vida se escapa entre mis manos. El llanto ha sido mi único refugio silencioso. En la soledad de mi habitación, me derrumbo mientras mi mente repasa momentos felices.“¿Cuánto más podré soportar?” Es la pregunta retórica que se repite una y otra vez como un eco solitario.Brad es como un faro de estabilidad. No sé cómo se las arregla para mantener la

Liam Jones. En ese oscuro bar me refugio en una botella de licor que no logra ahogar mis penas.Mis pensamientos son una cadena de remordimientos que me llevan a sentirme arrepentido por lo mal que traté a Ava.Ella no merecía conocer mi peor versión y sin embargo bregó con mis amarguras, dio amor y a cambio recibió injusticia.Siento que hasta la madre Luna se ha ensañado con ella.Si no puedo redimir mis errores,lo menos que puedo hacer es castigar a los culpables.Soy un tonto,me dejé envenenar el alma y ahora pago la consecuencias. Aquí estoy, sumergido en un mar de alcohol y dolor, tratando de enterrar ese pasado que tanto me quema por dentro.—Liam,dichosos los ojos que te miran,¿Me invitas un trago? Es Mel, la que inició mi desgracia,si una vez alguna vez fue el centro de mi universo, ahora es un fantasma errante que me atormenta.No encuentro la manera de que ella deje de acosarme,es mucho su descaro al pensar que puede haber un nosotros.La miró con indiferencia,ella sabe

Ava Davis.Hay momentos en los que pienso que ya es el final,sin embargo me sorprende que me sienta aliviada.Me levanto de la cama con la ayuda de Brad. —Dicen que algunos enfermos se mejoran para luego morir —murmuré, tratando de hacerme a la idea de lo que pasaba con mi salud. Mi voz tembló al pronunciar esas palabras, mientras mis ojos se posaban en las flores recién colocadas en mi habitación. —Ese no será tu caso —respondió él, un poco irritado por el pesimismo que se escurría entre mis palabras. No lo podía culpar; en realidad, no tenía más remedio que mantener la esperanza a flote. Solté un suspiro nostálgico. La tristeza se aferraba con fuerza en mi corazón.Aunque ese día parecía dar muestras de sanidad,algo dentro de mí me gritaba que algo seguía mal,lo que me causó melancolía.—Brad, quiero visitar la tumba de mi madre —dije de pronto, sintiendo cómo la necesidad de estar allí crecía dentro de mí.Él se detuvo y me miró con ternura, como si intentara leer mis pensamient