Cuando estaba a punto Jeison de leer, empezó a sonar su teléfono, y, al contestar, oyó la voz asustada y angustiada de Zinnia.—Jeison, me duele mucho el vientre… ¿Puedes venir a buscarme, por favor? Tengo miedo…—Voy de inmediato —contestó él, apurado, tratando de tranquilizarla.Sin mirar el documento, agarró el lapicero, firmó rápido y salió sin perder tiempo.Vi cómo se alejaba y me reí con desprecio.Este hogar, al final, ya era un caso perdido.Por la tarde, Jeison me envió un mensaje diciendo que había mandado el regalo de cumpleaños para Luci por mensajería.Al abrirlo, me quedé paralizada: era una muñeca Barbie.El año anterior, en una actividad de integración de la empresa, había llevado a Luci.Pero Zinnia, a mis espaldas, se la había llevado a una casa del terror. Allá, una persona con un disfraz de Barbie la había asustado tanto que había terminado llorando desconsolada.Molesta por el llanto de Luci, ella la dejó sola ahí durante una hora.Tuvimos que buscarla
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