—Así que, en tu corazón, siempre fui una interesada que hizo de todo para atraparte…
No me sentí decepcionada. Más que nada, me di cuenta de la verdad.
Él siempre había sido así. ¿Cómo iba a olvidarse de su orgullo por una mujer?
—Jeison, ¿acaso nunca pensaste que la verdadera víctima de lo que pasó esa noche fui yo?
Él se fue acercando paso a paso. Yo retrocedía al mismo ritmo.
Hasta que ya no pude más. Quedé atrapada contra la pared. Entonces, se detuvo, mirándome con desconcierto.
—¿Qué estás diciendo?
No respondí, pero mi mente ya había regresado a aquella noche.
Jeison estaba borracho, y yo lo ayudé a volver a su habitación.
Le quité la ropa con cuidado, lo arropé y me dispuse a salir.
Pero justo cuando llegaba a la puerta, me agarró del brazo con fuerza, me arrojó a la cama y se lanzó sobre mí.
Tenía la mirada nublada, las mejillas sonrojadas y los ojos llenos de deseo. En ese momento supe que no solo estaba borracho… le habían dado algo.
Me resistí con todas mis fuerzas, pero no