POV: Danika Klein Me arrastró hasta su auto . Lincoln intentó levantarse del suelo al ver lo que pasaba, pero dos hombres vestidos de negro —guardaespaldas de Credence, sin duda— se acercaron como sombras y lo sujetaron con fuerza, inmovilizándolo contra el pavimento. —¡Credence, por favor, no! ¡No lo hagas! —grité, mientras pataleaba, pero fue inútil. Me abrió la puerta del auto con una sola mano y me empujó dentro, sin ninguna delicadeza. Caí sobre el asiento, con el corazón latiendo desbocado. Intenté salir enseguida, desesperada, pero las puertas estaban cerradas por dentro. Bloqueadas. Presas. Igual que yo. Aun así, intenté abrirlas, golpear los cristales, hacer algo… cualquier cosa. Pero fue entonces cuando él giró su rostro hacia mí, con esa expresión fría, tan vacía de humanidad, que me hizo helar la sangre. —Intenta abrir esa puerta una vez más… y te juro que no respondo por lo que te haré, Danika —susurró, con voz baja, lenta… peligrosa. Me quedé inmóvil.

POV: Danika Klein Lincoln nos llevó al departamento de Olimpia. Tan pronto como el auto se detuvo, abrimos las puertas y bajamos. Yo solo quería entrar rápido, desaparecer del mundo, esconderme en un rincón donde nadie pudiera alcanzarme. Pero cuando intenté avanzar, sentí cómo una mano me detenía por el brazo. —Danika, espera —dijo Lincoln con voz seria, mirándome con preocupación—. Creo que deberíamos tratar tu herida en el hospital. Déjame ayudarte. De inmediato retiré mi brazo, como si su contacto me quemara. —No, Lincoln. No te confundas. No quiero tu ayuda —dije con frialdad, mirando hacia otro lado—. Lo que pasó allá no fue real. Solo lo hice para quitarle a Credence esa idea absurda que tenía sobre nosotros. Eso fue todo. No quiero meterte en más problemas innecesarios. Tuve que decir que amaba a Lincoln… No me quedó otra. Fue la única forma de que Credence me soltara. Pero qué ironía… Mentí para proteger a Linconl… cuando es a Credence a quien sigo amando.” Intenté

POV: Credence Foster La miraba. Ahí estaba… dormida, completamente rendida, como si el infierno que había desatado en su cuerpo no hubiera sido suficiente para despertarla. Su respiración era suave, apenas un suspiro, y su piel aún brillaba por el sudor del castigo que le di. Yo… simplemente me quedé ahí. Observándola como siempre. Como un maldito enfermo. Era una rutina retorcida. Cada vez que la tenía, hacía lo mismo. Me quedaba a su lado, sin moverme, contemplándola hasta que mis ojos se rendían. Hasta que ya no podía más. Y esta noche no fue diferente… solo que dolía más. Danika… Esa mujer era un maldito veneno. Un grano en el trasero, un estorbo para mi paz, una tormenta que me arrancaba la cordura cada vez que abría la boca. Pero, por alguna razón que ni yo comprendo, no podía apartarme de ella. Todos estos días ha sacado lo peor de mí. Esa parte oscura. La que intento ocultar del mundo. La que me enseñaron a enterrar, a controlar. Pero a ella se la muestro sin mied

POV: Danika Klein Sentía todas las miradas clavadas en mí. Miradas hambrientas… como si yo fuera el espectáculo, la pieza de entretenimiento de la noche. Como si estuvieran esperando que me rompiera en pedazos para poder aplaudir mi miseria. Y entonces lo entendí. Credence no me había llamado para hablar conmigo. Ni siquiera para advertirme algo. Me trajo aquí para humillarme. Para exhibirme como un payaso frente a todos sus invitados. No sabía por qué tenía que ser tan cruel. ¿Qué le hice para merecer esto? ¿En qué momento se convirtió en alguien capaz de romper a una persona de esta manera… solo por placer? Me sequé las lágrimas como pude, intentando mantenerme de pie con algo de dignidad, aunque por dentro solo quería desaparecer. Un mesero se me acercó y me dijo, en voz baja, “por aquí, señorita”. No dije nada. Solo lo seguí, temblando como una hoja. La música volvió a sonar. Las risas, los brindis, las conversaciones elegantes llenaban el aire. Como si nada hubiera

POV: Helena Rothschild Ver a Credence así… tan furioso, tan fuera de sí… fue exactamente lo que quería. Cada músculo de su rostro se tensó al escuchar mi “noticia”, sus ojos parecían llenos de fuego, y aunque todos los demás creían que mi corazón se estaba apagando… el mío ardía con una satisfacción silenciosa. Claro que me molestaba. Me hervía la sangre cada vez que observaba como él defendía a esa zorra . ¿Pero qué podía hacer? Era la oportunidad perfecta para tener el control. Y más aún, para ver a Credence desgarrarse por dentro mientras intentaba protegerla. Lo vi. Lo vi con mis propios ojos. Cómo su cuerpo se tensó al escuchar su nombre, cómo tragó saliva como si el mundo se le viniera abajo. Todos a mi alrededor creyeron cada palabra, cada lágrima… mientras yo me reía por dentro. Por fin iba a deshacerme de ese estorbo. Danika Klein. Esa basura con nombre y cuerpo de muñeca rota. ¿De verdad creía que iba a perdonarla después de haber tocado a mi hombre? Es muy il