Vladimir escucha la voz de su madre.
La enfermera quería desaparecer por arte de magia al escuchar la confesión de amor del imponente empresario. Se marchó discretamente para dejarlos a solas. — Dimitrir, ¿Puedes acercar a Vladimir para darle un beso? — Claro. — El CEO acercó al niño con cuidado Angy lo besó y habló con él. — Mi cielo, ya estoy aquí, estamos juntos, no sabes cuánto deseo abrazarte, por ahora no puedo, pero será pronto, lo prometo. En ese momento el niño hizo un puchero y lloró, el padre lo abrazó a su pecho, reconoció la voz de su madre, quizás el sonido de sus latidos, sabía que él pertenecía a ella. — Ya, ya, campeón, todo está bien, mamá está bien, sé que quieres que te abrace, pero por el momento ella todavía no sana de su cirugía, así que debemos ser pacientes, aunque nos cueste, es nuestra responsabilidad cuidarla siempre. Después de arrullarlo por un buen rato, el bebé por fin se quedó dormido, la enfermera había llevado una cunita donde le habían puesto finos cobertores para q
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