Jazmín regresó a la habitación de Oliver, se recostó en el sillón y mientras observaba a Oliver dormido intentaba procesar la avalancha de emociones que la soterraban. Dolor, rabia, frustración, confusión, todo dentro de ella era un caos. Le dolía ver que él no había confiado en ella como para decirle que había visto a su hija. Sentía rabia al pensar que Juliette y él compartían juntos mientras ella, aguardaba por él. Se sentía frustrada ante la idea de que pudiera realmente ver en Juliette una madre para Oliver también. Y a la vez, estaba confundida, la situación de Danna era algo preocupante, debía colocarse en el lugar de Juliette como madre y entender su desesperación. Aún así, no estaba arrepentida por haber confrontado a Ethan. Al contrario, prefería saber la verdad –aunque fuese dolorosa– antes que vivir bajo el engaño. Pero… ¿Qué pasaría de ahora en adelante entre ellos? La línea de la desconfianza había sido cruzada, no había marcha atrás. Jazmín estaba dolida y d

Mientras Ethan iba al volante, todavía pensaba en aquel hombre del coche. Y aunque no lo decía en voz alta, intuía que todo aquello podía traerle problemas. La reacción de Juliette tampoco fue muy alentadora para él, sintió su nerviosismo y la manera en que le respondió. Eso le generó aún más desconfianza. En tanto, en la mansión, Jazmín bajó a almorzar. Fue directamente hasta la cocina para pedirle a Soledad que le sirviera allí mismo. No quería hacerlo en el comedor, era demasiado amplio y silencioso. Tomó asiento y junto a Soledad y Tatiana compartió aquel momento. Durante el almuerzo hubo comentarios triviales, sonrisas e instantes en los que logró despejar un poco su mente. Mis después de servirles el postre, Soledad se despidió de ambas chicas, tenía su tarde libre y quería aprovechar su sábado al máximo.Apenas, la mujer salió por la puerta trasera de la casa. El ambiente quedó en completo silencio.—¿Qué te sucede Jaz? —preguntó Tatiana con suavidad.— ¿Por qué estás ta

Tatiana bajó del taxi con el corazón acelerado. Después de estar durante mucho tiempo sola, finalmente se permitía la oportunidad de volver a salir con alguien. Al entrar al restaurante, Mateo se quedó sin palabras al verla. Tatiana lucía deslumbrante. Llevaba un vestido blanco ajustado que realzaba sus curvas, con un escote en forma de corazón que dejaba sus hombros descubiertos y resaltaba la suavidad de su piel morena. Su cabello rizado caía libremente, enmarcando un rostro iluminado por un maquillaje en tonos bronce que hacían resaltar sus ojos color miel. La falda tipo lápiz, que le llegaba por debajo de la rodilla, le daba un aire elegante y discreto. Completando su outfit con unos tacones altos y una cartera tipo sobre color nude.Mateo se levantó de inmediato, algo torpe por la impresión, para recibirla.—Bienvenida, Tatiana —dijo, apartando la silla con gesto caballeroso.—Gracias —respondió ella, con una leve sonrisa nerviosa; su labio inferior temblaba ligeramente.Ta

Al no recibir respuesta alguna de su amante, Stella indignada e iracunda comienza a llamarlo, pero todas y cada una de sus llamadas, fueron redirigidas al correo de voz. ¿Había apagado el teléfono para no atenderla? —¡Maldita sea! ¿me esta ignorando? —gruñó, lanzando el móvil contra el piso y llevándose las manos a la cabeza.— Voy a destruirte Mateo Lombardi, vas a venir a suplicarme de rodillas que te perdone. Nadie ignora a Stella Whote sin recibir su castigo. Te juro que esta, me la pagas. Aquella inesperada actitud de Mateo, la llena de sospechas y dudas. Sólo podía estar ocurriendo algo, andaba con alguien más y ella estaba dispuesta a descubrirlo como fuera. Rápidamente, Stella comenzó a despojarse de la imagen que había preparado para su frustrado encuentro. Con un gesto brusco, se arrancó la bata de seda y encajes, de color rojo que hasta hacía unos minutos había llevado con la intención de deslumbrar a Mateo. Luego, frente al espejo, tomó una servilleta y, con un ra

La semana de Ethan inició llena de contratiempos. No sólo había descubierto la traición de su socio sino que ahora debía encontrar a alguien que lo sustituyera en el cargo de CFO. A pesar de su decisión de despedir a Mateó, lo cierto es que aún le costaba creer que él lo estuviese estafando. Mas, las pruebas eran claras. Aunque quisiera, no podía tapar el sol con un dedo. En tanto, en la mansión, su relación con Jazmín era cada vez más distante y fría. Apenas intercambiaban miradas y se dirigía a ella, a través de los recados que Soledad o Tatiana le hacían llegar. Su único lugar seguro y lleno de paz, era junto a su hijo o cuando Juliette le enviaba alguna foto de su pequeña Danna. Necesitaba encontrar pronto un nuevo empleado en quien pudiera confiar y ocuparse en darle el apellido Whote a su hija. Juliette, en cambio buscaba cualquier excusa para no tocar el tema y buscar pronto, una forma de resolver ese asunto lo antes posible. Quizás con la ayuda de Stella, podrían falsifi