¿Qué si estaba lista? ¡Por Dios, la tenían completamente empapada a causa de la excitación! ¿Qué clase de pregunta era esa? Linda quería gritar que entrara de una maldita vez, que estaba más que preparada, que no era un pieza de cristal la cual pudiera romperse al más mínimo descuido, sin embargo, solo asintió con la cabeza.Ante su respuesta afirmativa, Alexis decidió prepararla primero, lo que menos deseaba era lastimarla. Linda sintió tanto de placer como de molestia ante la intromisión. Pero el dedo de Alexis, hábil en su búsqueda, pronto encontró libre camino hasta su punto sensible y comenzó a acariciarla con frenesí. Eso, más la lengua y los labios de Erick sobre sus senos y la boca prodigio de Jorge devorando la piel sensible de su cuello, la iban a volver loca, sin duda alguna.Pronto, ese dedo se convirtió en dos… Y casi de inmediato, en tres. Entrando y saliendo de su abertura, Linda los percibía acariciándola y ayudándola a relajarse, provocándole las indescriptibles sensa

Erick, estaba totalmente decidido a callar a Linda de una bofetada. Su mano estaba alzada y cegado por la ira arrojó su mano con violencia contra el rostro de la joven, pero su palma jamás impactó con la mejilla de ella. Jorge, su hermano menor le sostuvo de la muñeca con fuerza, evitando que cometiera una locura y Erick se sintió humillado, más aún, al ver la expresión altanera de la joven quien en ningún momento se amedrentó por su acción.—No te atrevas a ponerle ni un maldito dedo encima, Erick. —Dijo Jorge en modo de advertencia, apretando los dientes con fuerza.—No te metas en esto Jorge, este asunto es entre ella y yo. —Con brusquedad se liberó del agarre de su hermano.—En eso estás equivocado Erick, este asunto nos incumbe a los cuatro. —Intervino Alexis, aprovechando inmediatamente la oportunidad de llevarle la contraria a Erick.—¡Ustedes dos, son unos malditos imbéciles! —Exclamó con desprecio para luego abandonar la oficina y cerrar la puerta con un estruendo que sobresa