NOTICIAS DE ÚLTIMA HORAJueves, 16 de octubre. 21:00 h. Roma, Italia.La Direzione Investigativa Antimafia ha dado hoy un duro golpe a la mafia, la organización que por décadas ha impuesto el temor en los habitantes de toda Italia, principalmente en Calabria, gran parte de Milán y Roma.En una operación secreta llevada a cabo el mismo día, agentes de la DIA se infiltraron en el conocido club de Milán, Velluto Nero, propiedad del Capo de la 'Ndrangheta, confiscándolo por ser una de las principales fuentes de lavado de dinero de dicha organización. También fueron incautados los clubes Obssidiana en Reggio Calabria, Ébano en Roma y Tenebra en Nápoles.El general Enrico Castellani, recién nombrado presidente del organismo contra el crimen organizado, ha declarado que no descansará hasta que la mafia caiga y sus Capos con ella. Asegura que no les teme y que les hará frente con toda la fuerza del Estado."A mí no me van a comprar, sus amenazas no me asustan", dijo durante la rueda de prens

LiviaSalí de la cama, despacio y con cautela. Él seguía dormido y no quería tener que conversar. Había llegado por la mañana, habíamos follado como dementes y después se había quedado dormido. No sabía qué tanto había hecho por la noche para que tuviera ese olor a sangre y humo, pero suponía que nada bueno.Me vestí con unos vaqueros y salí de la habitación, bajando al despacho, pero no había nadie. Todo el lugar era un completo silencio. Caminé por los jardines hasta encontrar a Piero, que montaba guardia cerca de una de las torres de control.—¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Por qué no hay nadie en la mansión? —pregunté con discreción, arrugando el ceño ante el desconcierto plasmado en su rostro.—¿No lo sabe?—Desde luego que no —agité la cabeza—. ¿Qué ha sucedido?Él miró hacia ambos lados, como si lo que fuera a decirme fuese un secreto que no podía llegar a oídos de cualquiera.—El Capo salió en la madrugada con Fabio. Quemaron todos los clubes por orden de él, incluido el Obssidi

La tensión se podía percibir desde la distancia, una sensación de sosobra de quien esperaba a su enemigo, él era consciente que su jugada traería consecuencias y muy graves. Falló. Su objetivo era que esa noche el Capo de la 'Ndrangheta cayera, y con él también Darío. Y era cuestión de tiempo para que este último se diera cuenta, y también vendría a reclamar su cabeza. Después de la muerte de su hijo, que su propia gente se pusiera en su contra y que perdiera muchos de los territorios a mano los Calabreses recurrió a su última carta. Hacer un trato con la DIA. Entregaba a los dos cabecillas y a cambio entraba al programa de testigos protegidos, su vida ya no valía nada y las familias de la Camorra también lo querían muerto. Su hombre más leal también fue asesinado, le jodió mucho que fallara con el plan y fuera tan débil con su hija. Siempre supo que Salvatore estaba enamorado de ella, pero nunca dijo nada porque el hombre sabía su sitio y nunca le traicionó. —Esa perra lo jodió to

LiviaLos recuerdos se acumularon en mi cabeza como flashes, recuerdos vívidos en los que aquel hombre que toda la vida dijo ser mi padre me sometió a una constante tortura física y psicológica, donde me culpó por crímenes que nunca cometí. Aquel ser no era capaz de amar a nadie que no fuera él mismo; sentía placer al causar dolor, al ver el tormento de quienes, se suponía, debía proteger.Por eso mismo, no me dolió cuando Alessio elevó el hacha que separó su cabeza de su cuello, rodando hasta mis pies como si fuera un balón. No sonreí, no lloré, no demostré melancolía o dolor. No demostré nada. Solo fijé la mirada en sus ojos abiertos y sin vida alguna. Elevé la pierna y empujé su cabeza hacia su cuerpo mientras ordenaba que lo recogieran y lo dieran de comer a los cocodrilos que tenían de colección.Me fui al lago donde los tenían, apartándome de todos y recargándome sobre el barandal mientras veía cómo lanzaban la carne a los animales que comían hambrientos, algunos arrastrando tro

LiviaRespiraba agitada, rodeada de dos grandes hombres. Los identifiqué rápidamente por el estilo de sus tatuajes y, claro, sus rasgos los delataban. Alguna vez escuché a Matteo decir que muchos de sus enemigos podrían aprovechar la situación para saldar deudas con él; las triadas eran uno de ellos. Enemigos a muerte.En alguna parte del camino me colocaron una bolsa negra en la cabeza y ataron mis manos. Siguieron conversando en su idioma, riéndose como si creyeran que yo no les entendía. «Imbéciles». Estaba grabando sus nombres, porque saldría viva de aquí y no perdonaría a nadie.Hacían mofa de que mi marido lloraría sobre los restos de mi cuerpo, o que enloquecería cuando… me follaran hasta quitarme la conciencia, que descansarían hasta preñarme y que sufriría al no saber de cuál de todos era el bastardo.Las náuseas que me dieron de solo escucharlos, de todos los planes macabros que tenían para mí, me producían repulsión. Sus existencias sobraban en el mundo; esperaba que pronto