Al día siguiente, aunque nos despertó nuestro hijo Lucas gritando y saltando encima de nuestra cama para que nos despertaramos, la verdad es que a mi me costó un poco más que a mi esposo levantarme de la cama, pues los azotes que me dio la noche anterior con su cinturón Mario, me dejaron con bastante dolor en mis nalgas.—- Venga dormilona, levántate ya de la cama, vamos a desayunar como lo hace una familia normal, los tres juntos — me dijo Mario, mientras me daba dos palmadas en mis nalgas, haciendo que me quejara por el dolor, escuchando como mi esposo y mi hijo se reían de mí.—-- Ya me levanto de la cama, adelantaros vosotros, ahora mismo nos vemos — les dije, mientras intentaba levantarme de la cama, intentando que mi pequeño Lucas no me viera, pues yo estaba completamente desnuda por una orden de mi esposo.Me asee y me vestí, bajando seguidamente a la cocina, mirandome con una sonrisa en sus labios la cocinera.—- Buenos días señora, aquí tiene sus rollitos y su café — me dijo
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