Regresó a su escritorio, recogió sus cosas mecánicamente y se dirigió al ascensor. Necesitaba salir del edificio, respirar aire que no estuviera cargado con la colonia de Ashton, con promesas rotas y futuros truncados.En el vestíbulo, su teléfono vibró con un mensaje."Te quiero. Por favor, no renuncies a nosotros. Hablemos esta noche, en la colina. Solo tú y yo."Aurah miró las palabras en la pantalla, sintiendo una mezcla de amor, dolor y rabia que amenazaba con asfixiarla. "Te quiero." Era la primera vez que Ashton lo decía, o lo escribía. Y tenía que ser ahora, cuando todo parecía desmoronarse.No respondió. Guardó el teléfono y salió a la calle, dejando que la lluvia fina que había comenzado a caer se mezclara con las lágrimas que ya no podía contener.Vanessa se presentó en su apartamento dos horas después, con vino, helado y una expresión de preocupación.—Prácticamente saliste corriendo de la oficina —dijo mientras entraba—. ¿Qué ha pasado?Aurah consideró mentir, inventar al
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