En algún momento, el cansancio los venció. Aurah se quedó dormida escuchando el latido constante del corazón de Ashton, sintiéndose más segura y en paz de lo que había estado en mucho tiempo.
No supo cuántas horas pasaron. Cuando abrió los ojos, la habitación estaba bañada en la luz grisácea del amanecer. Estiró la mano, buscando el calor de Ashton.
La cama estaba vacía.
Se incorporó, parpadeando para aclarar su visión. La ropa de Ashton no estaba donde la habían dejado la noche anterior. Su lado de la cama estaba frío, como si hubiera estado vacío durante horas.
Un peso se instaló en el estómago de Aurah. ¿Otra vez? ¿Después de todo lo que habían hablado, de lo que habían compartido?
Se levantó, envolviendo la sábana alrededor de su cuerpo desnudo. Recogió su ropa esparcida por el suelo y comenzó a vestirse con movimientos mecánicos. No lloraría. No esta vez. Si Ashton había decidido huir de nuevo, ella no...
El sonido de pasos en la escalera la detuvo. La puerta se abrió suavemente,