A las 4:55, Aurah guardó sus cosas y se dirigió al Rooftop junto con el resto del personal. El espacio había sido decorado con sencilla elegancia: luces suaves, mesas altas con manteles blancos, camareros circulando con copas de champán y canapés. A diferencia de otras celebraciones de Luxus, no había cartelería corporativa ni pantallas con presentaciones. Solo gente, comida y bebida.
Ashton aún no había llegado, lo cual era extraño. Él, que era tan puntual que solía bromear diciendo que su reloj interno estaba sincronizado con el meridiano de Greenwich.
Aurah tomó una copa y charló con algunos compañeros, intentando parecer relajada a pesar de la creciente sensación de que algo importante estaba a punto de suceder. A las 5:10, cuando la terraza estaba llena y el murmullo de conversaciones alcanzaba su punto máximo, las puertas se abrieron y Ashton entró.
Llevaba su traje habitual de trabajo, pero algo en él era diferente. Quizás la forma en que sonreía abiertamente, o cómo saludaba a