Ahora había otro problema que agregar a la maldita lista y era ver quién compraría las acciones de Luciano. Había mucho dinero en juego. Sin embargo, cuando su mente por fin decidió volver a él, supo que no sería un tema para solucionar en estos momentos. —Señorita Woods, tengo que ser honesta y preguntar, ¿está consciente de todo lo que implicaría que este romance que tiene con el señor Tanner salga a la luz pública? —preguntó Rosalía, mirando a su asistente. Parpadeó, incrédulo, porque, ¿qué carajo estaba preguntado Rosalía a su asistente? Esto no tendría que salir de esta sala, al menos, no ahora. Por ningún motivo deseaba convertir su vida privada en el centro de la prensa amarillista, por decirlo de alguna manera. Lo cierto es que había estado harto de esconder su romance con Johari dentro de la empresa, pero de allí a salir a gritarlo a los cuatro vientos… No, no era una opción. —Si por luz pública se refiere a todos en la empresa, entonces en un sí, señora Abbey —replicó su
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