Gonzalo estaba especialmente serio esa mañana, con la mandíbula apretada y los ojos clavados en los documentos. Clara sabía que la reunión del directorio era importante, pero había algo más. Con la llegada de su primo Fernando, el ambiente se había vuelto irrespirable.Rafael Ferraz, imponente incluso en su vejez, presidió la mesa con su clásica serenidad. A su derecha, Fernando, relajado y con esa sonrisa que Clara empezaba a identificar como su marca de "encanto envenenado". Y junto a él, Valeria, la mujer más elegante de la sala, y la que claramente sabía con exactitud cuál era su papel: encender fuegos sin que le vieran la cerilla.Gonzalo abrió la reunión con una presentación sobria y directa. Expuso los avances del trimestre, las proyecciones de inversión y, finalmente, su propuesta estrella: la alianza estratégica con un grupo hotelero de lujo en Ibiza.—Con esta alianza no solo ampliamos presencia, también diversificamos activos y ganamos posicionamiento —concluyó Gonzalo, cer
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