🕴️Kilian no durmió bien esa noche. Sintió cuando Céline se acercó, cuando su mano rozó suavemente su espalda en ese gesto silencioso que, más que una caricia, era una pregunta. También sintió el impulso de girarse, de buscarla entre las sábanas, de sostener su rostro con ambas manos y prometerle que seguía ahí, que no se había ido del todo. Pero no lo hizo.Porque si lo hacía, tal vez la besaría.Y si la besaba, tal vez se quedaría.Y si se quedaba, ¿quién era él entonces?La voz de Alina volvía una y otra vez, como un eco serpenteante que se colaba entre los pliegues del insomnio:—¿Cuándo fue la última vez que te preguntó cómo te sientes?La frase no dolía por lo que implicaba, sino porque Kilian no supo responderla. O quizás sí, pero prefería no enfrentarse a lo que esa respuesta revelaba. Así que eligió mentir con la voz y protegerse con el cuerpo.—Tengo sueño —dijo simplemente, y se giró, dejando a Céline detrás de su espalda, justo donde ahora comenzaba a crecer la sombra de
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