Lucerna la recibió con una brisa templada y cielos despejados. Céline llegó la noche anterior, y a pesar del revuelo mediático en Belvaronne, no dejó que el escándalo empañara su propósito. Había viajado con una misión: cerrar la alianza entre el Grupo Valtieri y Dermatec, una de las firmas suizas más reconocidas en tecnología estética regenerativa. El acuerdo implicaba distribución exclusiva de sus nuevas microcápsulas dérmicas en toda Europa del Este, una apuesta arriesgada… pero prometedora.
Céline estaba impecable. Traje blanco, cabello pulido, labios en tono neutro. Seguridad silenciosa en cada paso. Durante las negociaciones fue clara, firme, elegante. La junta terminó con un apretón de manos y una frase del CEO de Dermatec:
—Ha sido un privilegio, señora Valtieri. Su visión es tan precisa como ambiciosa.
Esa noche había una cena de gala en el Palacio Glaszentrum, organizada por la cámara suizo-europea de innovación estética. Céline había empacado un vestido blanco para la oc