La noche caía suave sobre nuestro refugio, pero dentro de esas paredes, la atmósfera estaba cargada de algo mucho más denso que la oscuridad que cubría el bosque afuera.Lina yacía sobre la cama que habíamos improvisado, su respiración era irregular pero constante, y su piel mostraba aún los signos de la lucha brutal bajo la Luna Roja.Yo estaba a su lado, vigilando cada pequeño movimiento, cada leve cambio en su expresión. No podía apartar los ojos de ella.El lazo que nos unía, esa conexión que había comenzado a formarse con más fuerza en los últimos días, se sentía tan tangible que casi podía tocarlo con la mano.—Lina —susurré, sin querer interrumpir su descanso pero incapaz de contener la necesidad de hablar—. ¿Me escuchas?Sus ojos se abrieron lentamente, amarillos brillantes que aún conservaban un brillo débil, pero claros.—Kian —respondió con voz ronca, apenas un hilo de sonido—. ¿Estoy bien?Me acerqué y tomé su mano con cuidado, notando el temblor que aún la atravesaba.—Es
Leer más