Como había prometido, Taylor despertó temprano y se preparaba para salir a su entrenamiento de baloncesto a las siete de la mañana. Ya llevaba puesta su camiseta deportiva, pero por el mal clima, se cubrió con una chaqueta. Su altura impresionaba; desde su metro ochenta, dominaba fácilmente a Charly.
Taylor encontró a Charly mientras esta recibía otra entrega de comida. Frunció el ceño y preguntó, —¿Sabes que eso no es saludable? Deberías cocinar tú misma. Hay montones de videos con recetas en YouTube.
Charly desempacó su comida y respondió, —Bueno, sí sé cocinar. Solo que todavía no he ido al mercado.
Era mentira. En realidad, ella apenas sabía cocinar, aunque reconocía que era momento de aprender. Sofía y Ashley la habían acostumbrado a la comodidad, pues ellas se encargaban de la cocina mientras que Charly solo limpiaba y lavaba los platos en el departamento anterior.
—En fin, tengo que irme —dijo Taylor, con la voz aún un poco ronca—. Regreso al mediodía.
—No voy a estar aquí —contestó Charly.
—¡Mejor así! —exclamó él antes de salir.
Gracias a Dios, había sobrevivido el primer día. Charly respiró aliviada, convencida de que lograría superar el resto del semestre compartiendo espacio con Taylor, por difícil que pareciera.
Tras desayunar, bañarse y vestirse, Charly consultó con sus profesores sobre posibles cambios en sus horarios, logrando modificar tres de sus materias.
Entre ellas estaba marketing, que logró cambiar del horario matutino al grupo de las 4 de la tarde, lo cual la alegró porque evitaría encontrarse con Lucas. Sin embargo, al entrar al aula, se sorprendió al encontrar a Regina allí.
Toda la clase posó su mirada sobre Charly, pues aunque todos la conocían bien, también sabían quién era Regina y que ahora era la nueva novia de Lucas, noticia que ya circulaba entre los estudiantes.
—¿Qué? ¿Charly está en nuestra clase? Pero Regina también está aquí.
—Esto es incómodo.
—Charly los va a ver cuando Lucas venga a recoger a Regina.
"Muy bien", refunfuñó Charly. Ignorando las miradas curiosas y murmullos, dirigió toda su atención a la lección.
En un momento en que la profesora se ausentó brevemente, mientras estaba concentrada en su libro, la chica sentada a su lado susurró, —Regina Valdivia. Es su nombre. Viene de Ciudad Braeton y está en su tercer año estudiando marketing. Por si no lo sabías.
Charly observó a su compañera, una joven de cabello negro corto y piel muy pálida que usaba lentes con montura negra y vestía una sencilla combinación de blusa tejida y jeans.
—Soy Alba —agregó la chica—. También estudio administración de empresas, como tú. Coincidimos en unas tres clases antes, ¿recuerdas?
—Ah, Alba Ríos, ¿verdad? Disculpa. Ha pasado un tiempo —dijo Charly, sintiéndose culpable.
—No te preocupes —sonrió Alba—. Lucas siempre te acompañaba después de clases, así que solo tenías tiempo para reunirte con sus amigos.
Charly guardó silencio, reconociendo con asombro la verdad en las palabras de Alba. Su mundo se limitaba a los estudios y a Lucas, sin permitirle hacer amigos fuera de aquel reducido círculo, pues a pesar de conocer a otros estudiantes, jamás estableció vínculos genuinos con ninguno de ellos.
Charly le devolvió una sonrisa y confesó, —Lamento que fuera así.
Con una suave risa, Alba respondió, —Tranquila, lo entiendo. Yo creía que Lucas era lo máximo... hasta que supe que te había engañado —extendió su mano hacia Charly y añadió—. Te admiro; eres lista y hermosa. Creo que él cometió un gran error.
Con una sonrisa, Charly respondió, —Prefiero no hablar de él, ya tiene su vida, y yo tengo la mía.
—Está bien —sonrió Alba—. Con más razón te respeto.
Al terminar la clase, se dirigieron juntas al baño de mujeres donde, mientras se retocaban frente al espejo, Alba preguntó, —Oye, Charly. Regina anda contándole a varias chicas que ahora vive con Ashley y Sofía y que tú decidiste irte.
—Sí, es cierto —confirmó Charly.
—¿Por qué te mudaste? —preguntó Alba.
—Porque no pudo soportarlo —interrumpió una voz mientras Charly y Alba giraban para ver a Regina que entraba al baño—. ¿Verdad, Charly?
—Sí, mis amigas me traicionaron, así que me fui —respondió sin vacilar.
A pesar del frío, Regina lucía una falda en línea A y una blusa a la moda, abrigada únicamente por su chaqueta negra. Comenzó a maquillarse, acompañada por dos de sus amigas.