El día en la empresa transcurría con su ritmo habitual. Katerina se encontraba en su oficina, revisando documentos con meticulosidad. Su capacidad analítica era impecable, y poco a poco, se había ganado el respeto de los demás ejecutivos. Sin embargo, al llegar a un contrato de gran importancia, notó que faltaba la firma de Aaron.Suspiró y se puso de pie, tomando la carpeta con firmeza. No le gustaba interrumpir a su esposo, pero aquel documento era urgente. Con decisión, salió de su oficina y se dirigió al despacho de Aaron.Al abrir la puerta, la escena que encontró la tomó por sorpresa.Anya estaba allí.La mujer, de vestido ajustado y postura elegante, se encontraba de pie junto al escritorio de Aaron, observando unos papeles con aparente indiferencia. Cuando Katerina entró, levantó la vista con una sonrisa que no ocultaba su tono burlón.—Vaya, vaya… —murmuró Anya, cruzándose de brazos—. La gran señora Morgan en persona.Katerina mantuvo su expresión serena, aunque su cuerpo se
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