Katerina entró en la habitación con el ceño fruncido, buscando su libro que había dejado sobre la mesita de noche, después de la visita inesperada y poco cómoda de Anya, ella había optado por leer un libro, Aaron había vuelto a su Empresa y ella creía que seguía allí. Katerina no se había percatado del sonido del agua corriendo en el baño hasta que un leve movimiento captó su atención. La puerta del baño estaba entreabierta, y el vapor escapaba lentamente, envolviendo la habitación en una ligera neblina cálida.Su corazón dio un brinco cuando escuchó el sonido de una puerta deslizándose. Antes de que pudiera reaccionar, Aaron salió del baño, secándose el cabello con una toalla, con solo una prenda atada de forma descuidada a su cintura. Katerina sintió que el aire le faltaba y sus ojos, traicioneros, recorrieron la silueta masculina de Aaron, aún perlada por gotas de agua que resbalaban lentamente por su piel.—¿Te gusta lo que ves? —La voz de Aaron la sacó de su parálisis momentánea.
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