Alexander Reed, director ejecutivo de Reeder Corp, siempre había sido un hombre decidido, guiado por sus propios principios y por una ética laboral que lo había llevado al éxito. Sin embargo, en el entramado de su vida personal, había una figura cuyo firme accionar y constante insistencia podía hacerlo tambalear: su abuela, Margaret Reed. Esta mujer, de gran influencia y carácter inquebrantable, poseía ideas muy definidas acerca de lo que consideraba beneficioso para la familia, y especialmente para Alexander, a quien veía como la encarnación de la tradición y la responsabilidad hereditaria.Desde hacía algún tiempo, Margaret se había fijado en la cabeza que era hora de que Alexander se casara. A sus ojos, un nieto que dirigía una empresa en pleno auge no podía seguir sobreviviendo solo, sin haber encontrado a una compañera de vida que le ofreciera el apoyo emocional y la estabilidad que ella consideraba esenciales. Cada oportunidad que se presentaba, ella no perdía ocasión para recor
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