Capítulo 16: El cara a cara

Alexander Reed, después de haber tomado conocimiento de las revelaciones de Monsieur Girard acerca de Clara Reynolds, estaba preparado para actuar. No podía tolerar que un miembro de su empresa tratara a una empleada como una mercancía o pusiera en peligro la integridad de una colaboradora. Esta situación exigía medidas inmediatas. Alexander decidió convocar a Clara en su oficina, consciente de que la confrontación no sería fácil.

Clara recibió la convocatoria con sorpresa, pero también con una ligera irritación. No entendía por qué Alexander, un director ejecutivo a quien respetaba aunque a veces le parecía demasiado metido en los asuntos de los empleados, quería hablar con ella. Como de costumbre, se aseguró de vestirse impecablemente y se dirigió hacia la oficina de Alexander, mientras su mente ya elaboraba excusas y justificaciones para defenderse, sin saber exactamente lo que le esperaba.

Al entrar, vio a Alexander sentado detrás de su escritorio, con una mirada fría y calculadora. Richard se encontraba no muy lejos, portando un expediente en la mano. Clara sintió una tensión inusual en el ambiente.

Alexander: —Clara, siéntate. Tenemos cuestiones importantes que discutir.

Clara se acomodó, intentando disimular su irritación tras una sonrisa profesional.

Clara: —Por supuesto, señor Reed. ¿Qué puedo hacer por usted?

Alexander fijó la mirada en Clara por un momento antes de descansar sus manos sobre el escritorio.

Alexander: —Empecemos por dejar algo muy claro, Clara. Explícame por qué enviaste a Sophia Carter a ver a Monsieur Girard.

Clara parpadeó, sorprendida por el tono directo de la pregunta.

Clara: —¿Sophia? Pues… Monsieur Girard es un socio estratégico importante para nuestro departamento. Pensé que enviarla era una buena idea. Ella debe demostrar que puede manejar negociaciones importantes.

Alexander arqueó levemente una ceja, y su mirada se volvió más penetrante.

Alexander: —¿Pensaste que enviarla era una buena idea? ¿Y por qué no a alguien más? ¿Por qué a una empleada joven, relativamente nueva e inexperta?

Sintiendo cómo la presión aumentaba, Clara trató de mantener la calma.

Clara: —Señor Reed, con todo el respeto, Sophia debía demostrar que podía aportar algo al departamento. Ese contrato era la ocasión perfecta para que lo hiciera.

Alexander se inclinó levemente hacia adelante, y su voz se volvió más fría.

Alexander: —¿Utilidad? Clara, no es así como hablamos de nuestros empleados. Pero eso no es todo lo que he escuchado. Tengo información de que describiste a Sophia como… insignificante, que no tenía ninguna importancia.

Clara intentó disimular su pánico, pero su sonrisa nerviosa la delataba.

Clara: —¿Insignificante? Yo… no creo haber dicho eso. Tal vez hubo un malentendido.

Alexander colocó un expediente sobre la mesa y lo abrió para revelar los testimonios de varios informes.

Alexander: —No es un malentendido, Clara. Monsieur Girard fue muy claro al afirmar que presentaste a Sophia como una persona sin importancia, una mera empleada que seleccionaste por intereses personales.

Clara sintió cómo sus manos se humedecían, pero trató de defenderse.

Clara: —Monsieur Girard… ¡Usted sabe cómo es! Puede que haya distorsionado mis palabras. No quería… poner en peligro a Sophia.

Alexander la observó con una mirada ahora implacable.

Alexander: —¿No querías poner a Sophia en peligro? Clara, enviaste a una mujer joven y vulnerable a enfrentarse a un hombre cuya reputación conoces a la perfección. Y todo esto, simplemente porque no quisiste ir tú misma.

Clara se quedó en silencio, incapaz de encontrar una respuesta. Alexander se levantó, su imponente presencia acentuando la gravedad de la situación.

Alexander: —Clara, tu comportamiento es inaceptable. Has cruzado una línea que no puedo tolerar. No solo has traicionado la confianza de esta empresa, sino que también has comprometido la integridad de una de tus colegas.

Sintiendo que la situación se le escapaba de las manos, Clara intentó una última vez defenderse.

Clara: —Señor Reed, escúcheme. Nunca quise que las cosas salieran así. Soy leal a esta empresa, y yo… puedo rectificar lo sucedido.

Alexander sacudió lentamente la cabeza, con una expresión cargada de decepción.

Alexander: —No hay nada que rectificar, Clara. Lo que has hecho es irreparable. Tu actitud demuestra claramente que no compartes los valores de esta empresa.

Se volvió hacia Richard.

Alexander: —Richard, prepara los documentos necesarios. Clara Reynolds queda oficialmente despedida de Reeder Corp.

Clara se levantó de forma brusca, conmocionada por las palabras que acababa de oír.

Clara: —¿Despedida? ¡No puede ser! ¡He trabajado tanto por este departamento!

Alexander, impasible, la miró fijamente a los ojos.

Alexander: —Clara, no se trata de trabajo. Se trata de integridad. Has faltado al respeto a una empleada y has comprometido los valores de la empresa. Reeder Corp merece algo mejor.

Reconociendo que sus palabras no lograrían cambiar nada, Clara abandonó la oficina en silencio, con la mirada baja. Alexander se giró hacia Richard para darle instrucciones y asegurarse de que Sophia recibiera la atención y apoyo necesarios tras lo sucedido.

Clara salió de la oficina de Alexander con el rostro enrojecido de ira y los puños apretados. Siempre se había enorgullecido de su control y autoridad dentro de Reeder Corp, pero esta confrontación la había dejado humillada y furiosa. Recorrió los pasillos con pasos rápidos y ruidosos, atrayendo las miradas curiosas de los empleados que se preguntaban qué había sucedido.

Al aproximarse al ascensor para abandonar definitivamente la empresa, se encontró con Sophia, quien regresaba de la sala de descanso. Sophia, aún frágil tras los acontecimientos recientes, se detuvo al verla. Sentía la tensión en el ambiente, sin prever lo que a continuación ocurriría.

Clara se detuvo enseguida frente a ella, con una mirada ardiente de desprecio.

—Pues, mira a quién tenemos aquí —lanzó Clara con tono venenoso—. La pequeña protegida del CEO. Debes sentirte muy orgullosa de ti, Sophia. Gracias a ti, pierdo todo lo que he construido aquí.

Sophia, sorprendida por la agresividad de Clara, trató de mantener la calma.

—Clara, yo nunca quise que esto ocurriera. Lo que pasó no fue culpa mía.

Clara estalló en una risa amarga, atrayendo la atención de algunos empleados que pasaban por allí.

—¿No fue culpa tuya? ¿De verdad crees que voy a tragarme eso? Eres una oportunista, Sophia. Actuaste como víctima para captar la atención de Alexander, y ahora mira hasta dónde me ha llevado eso.

Sophia sintió una ola de ira crecer en su interior, pero se forzó a responder con dignidad.

—Clara, lo único que he hecho es tratar de cumplir con mi trabajo. Lo que ocurrió es el resultado de tus propias decisiones, no de las mías.

Clara se acercó un paso, dejando su rostro a pocos centímetros del de Sophia.

—¿Crees que eres mejor que yo? ¿Crees que saldrás indemne de esto? Déjame decirte algo, Sophia: no eres nada. Eres simplemente una empleada insignificante, y un día, te arrepentirás de haberte cruzado en mi camino.

Sophia, aunque sacudida por las palabras de Clara, la miró fijamente a los ojos.

—Nunca me arrepentiré de haber defendido mis valores y mi dignidad. Si eso te molesta, es asunto tuyo, no mío.

Clara se retiró ligeramente, pero su amarga sonrisa seguía presente.

—Disfruta de tu pequeña victoria, Sophia. Pero acuérdate de mis palabras: encontraré la manera de hacerte lamentar todo esto.

Sin esperar respuesta, Clara dio la vuelta y entró en el ascensor, dejando a Sophia parada en el pasillo, rodeada de miradas intrigadas. Sophia respiró profundamente, intentando calmar los acelerados latidos de su corazón. Sabía que las palabras de Clara estaban llenas de rencor, pero se prometió a sí misma no dejar que ese enfrentamiento la afectara.

Mientras las puertas del ascensor se cerraban sobre Clara, Sophia murmuró para sí:

—No importa lo que intentes, Clara. Seguiré adelante.

Sophia retomó su camino hacia su oficina, decidida a no permitir que aquel encuentro empañara su día. Sabía que el camino aún estaría lleno de obstáculos, pero estaba preparada para enfrentarlos. Por su parte, Clara abandonaba Reeder Corp con una rabia hirviente, decidida a no dejar las cosas así.

 

Martina

Queridos lectores, Gracias por acompañarme en este episodio cargado de emociones e intrigas. Sus impresiones y comentarios son esenciales para enriquecer esta aventura literaria. Los invito a dejar sus opiniones y sensaciones, ya que juntos daremos vida a cada matiz de la historia en Goodnovel. Su apoyo y pasión me impulsan a seguir creando con sinceridad y dedicación. ¡Nos vemos en el próximo capítulo!

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