Capítulo 21. En ese momento no me detuve a pensar, no podía hacerlo. Corrí por los pasillos del castillo tan rápido que mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, ignorando las miradas curiosas de los guardias y sirvientas. Después de lo que Calen me había dicho... después de su maldita frialdad... no podía darme el lujo de quedarme ahí, lamiéndome las heridas. Al menos no todavía. Tenía que llegar a las mazmorras lo antes posible, aquel hedor era horrible, pero está vez sería rápida y aguantaría las náuseas. Unos minutos después me encontraba frente a su celda, y allí estaba él, agarrado a los barrotes y asomando su cabeza como si estuviera esperando a mi llegada. Me miraba como si yo fuera la culpable de todas sus desgracias y con ese aire de superioridad que nunca lo abandonaba. No había ningún rastro de arrepentimiento en sus ojos, solo podía ver como me miraba con odio. Respire profundamente y tragué saliva con dificultad, no me gustaba estar cerca ese hombre, es más nun
Ler mais