51. Disculpas
El tiempo se me fue volando, Alessandro no es tan bruto como parece, aprende muy rápido, una campana en el exterior suena haciendo eco en los pasillos llenando cada rincón del edificio, al escucharlo los dedos largos y ágiles de Alessandro dejan de recorrer las teclas del piano, todos los demás comienzan a recoger sus cosas, el movimiento de los demás en el salón no nos resulta ajeno, pero ningunos de los dos nos movemos de donde estamos sentados, uno al lado del otro, no sé si me esté volviendo loca, pero por primera vez no quisiera que se marche, pero esto es inevitable, él lo sabe, con todo el pesar del mundo mueve su ágil cuerpo a un lado para salir del espacio entre la banca y el piano. — Bueno, eso fue divertido.- su voz rompe el silencio, miro a mi alrededor, la sala esta completamente vacía, dentro de una hora se volverá a llenar con la siguiente clase, me pongo de pie y me estiro un poco. — Sí, fue entretenido... Nos quedamos en silencio, observándonos fijamente, sus ojos
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