Alessandro.

Me siento de golpe en el sillón al ver que mi pantalla se ilumina con una llamada... es Dania, Dania me está llamando... oh cielos, cielos...

Me recompongo, me aclaro la garganta, controlo la ola de emoción que me está consumiendo y respondo antes de que se arrepienta.

— Hola, fiera, buenas noches.

— Hola, Acosador. - arrugo la frente, ese apodo no me gusta mucho.

— ¿Puedo solicitar un cambio de apodo? Sugiero Guapetón. - escucho como suelta una risa del otro lado, en ese momento el corazón se me acelera, desde que escuché su risa por primera vez esta mañana quedé encantado con ella, se ha convertido en mi melodía favorita.

— No, nos quedamos con los que tenemos, sirve de recordatorio de que te conocí siendo un acosador.- dice la última sílaba con mucha profundidad, sonrío, como un completo estúpido.

— Bueno tienes razón, igual va para ti, no bajaré la guardia, solo porque te has amansado un poco no quiere decir que dejes de ser una fiera. - pronuncio la última sílaba