Al día siguiente, el sol resplandeciente se filtraba a través de las cortinas, bañando la habitación en una cálida luz dorada. Kendall entreabrió los ojos lentamente, aún entre el sueño y la realidad. Se estiró en la cama, como si su cuerpo estuviera reconociendo el nuevo día. De repente, se incorporó de golpe, su respiración se aceleró mientras sus ojos recorrían la habitación con cautela. Observó cada detalle, cada objeto en su lugar… y cuando confirmó que todo era real, que verdaderamente había regresado tres años atrás, soltó un largo suspiro. Se levantó de la cama y caminó despacio hacia la cocina. —Buenos días —saludó Lili con un tono apagado, la tristeza evidente en su voz. —Buenos días. ¿Qué sucede? —preguntó Kendall, frunciendo el ceño al notar su expresión. Lili desvió la mirada, insegura. —Le escribí a Sebastián, pero no contesta... No quiero que nada le pase. —Vamos a evitar su muerte —dijo Kendall con firmeza, mientras tomaba su celular—. No vivirás esto si
Ler mais