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Todos los capítulos de Escapando de mi esposo infiel : Capítulo 141 - Capítulo 150
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Escapando de un mal amor. Capítulo: Duele el alma
Octavio Darson estaba sentado solo en el restaurante del hotel más lujoso de Cirna Gora.Era un sitio elegante, con candelabros de cristal que colgaban del techo y ventanales enormes que ofrecían una vista privilegiada al lobby.Las copas brillaban, la porcelana resplandecía y todo olía a exclusividad.Pero él no se sentía parte de ese mundo.El espresso humeaba frente a él, pero no lo tocaba. Jugaba con la taza entre los dedos, distraído.Estaba absorto, como si su mente estuviera atrapada en otra época, en otra vida.Una vida que olía a jazmines.Porque ese era el aroma que de pronto lo invadió. Jazmines. Su aroma.Luciana.Cerró los ojos y por un segundo se dejó llevar por el recuerdo.La imagen de ella aparecía como un eco persistente en su mente: su risa libre, sus ojos intensos, la manera en que caminaba como si perteneciera a todos los lugares y a ninguno al mismo tiempo.Había salido con otras mujeres, sí. Muchas. Pero ninguna lo había tocado de verdad. Ninguna había sido Lucia
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Escapando de un mal amor. Capítulo: Aun hay amor
Las sirenas de la ambulancia rompían la calma sofocante de aquella tarde.Octavio estaba de pie, pálido como el mármol, sintiendo que su corazón latía con una fuerza brutal contra su pecho.No podía creer lo que acababa de presenciar. Su Luciana… su dulce Luciana, la misma que no podía borrar de su alma, estaba siendo subida a una camilla con movimientos apresurados, aunque delicados.Su rostro estaba cubierto por un ligero oxígeno, los ojos cerrados, la frente vendada, y apenas unas manchas de sangre en su ropa.No parecía grave, o al menos eso quería creer. Pero el miedo se coló por cada rincón de su ser.Sin pensarlo dos veces, subió a la ambulancia.Se sentó a su lado y tomó su mano con cuidado, sintiéndola fría, demasiado fría.Su pulso era suave, constante. Ella respiraba, y eso era lo único que lo mantenía con vida.—Resiste, Luciana… por favor. No me hagas esto —murmuró con voz rota, acariciando la piel de su brazo, temblando.Y entonces, mientras las luces del vehículo parpade
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Escapando de un mal amor. Capítulo: Golpea donde más duele
Luciana abrió los ojos lentamente. Un dolor sordo latía en su cabeza, pero fue un calor familiar el que la trajo de vuelta: una mirada, intensa, profunda, temblorosa.Eran los ojos turquesas de Octavio.Él la miraba como si se hubiese detenido el tiempo. Había en sus pupilas una mezcla de sorpresa y miedo, como si temiera que ella lo rechazara, que lo echara de su vida de nuevo. Esperaba su rencor, su furia... su odio.Pero lo que encontró fue otra cosa.Luciana lo observó con una mezcla de duda y ternura.Sus ojos brillaban con algo que se parecía demasiado al anhelo.No dijo nada al principio. Solo lo contempló, como si intentara leerle el alma. Luego, muy despacio, levantó una mano temblorosa.Octavio se tensó. Por un momento, creyó que ella iba a abofetearlo. ¿No era lo que merecía?Pero no.Luciana le acarició la mejilla. Su toque era suave, casi reverente. Una caricia que hablaba más que mil palabras.—¿Me amas a mí...? —susurró ella, con una voz rota, apenas audible, pero con el
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Escapando de un mal amor. Capítulo: Atrapada en el pasado
Samuel se acercó a Luciana con paso firme, su rostro marcado por la furia contenida que ya no podía esconder.Sus ojos, usualmente calmados, ahora ardían con una intensidad peligrosa.Al llegar a su lado, le tomó el brazo con fuerza, sin soltarla, y la miró directamente a los ojos, casi desbordando su rabia.—¡Luciana! —Su voz salió cortante, como un grito contenido—. ¡¿Qué estás haciendo?! Tu prometido, soy yo. ¿Me estás rechazando de esta manera?Luciana, con un gesto que reflejaba más sorpresa que miedo, se soltó rápidamente del agarre, como si lo que sucediera entre ellos no tuviera sentido alguno.La confusión se reflejaba en su rostro, como si de pronto el mundo estuviera fuera de lugar.—¡¿Tú?! —exclamó, y su voz resonó en el aire, vibrante de incredulidad—. No... no, yo... ¿Quién eres tú?La mirada de Samuel se congeló, los ojos abiertos de par en par, buscando algo en sus palabras que le diera sentido. Pero no, no había nada. La cara de Luciana mostraba un desconcierto que le
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Escapando de un mal amor. Capítulo: La reputación de un traidor
—¡¿Qué significa esto, Octavio?! ¿Acaso no sabes que Luciana va a casarse con otro? —tronó la voz de su padre, cargada de enojo y desilusión, cortando el aire como un látigo.Luciana sintió que el piso temblaba bajo sus pies. Su respiración se volvió errática.Miró a Octavio, buscándolo con los ojos, como si necesitara que él la salvara del caos que acababa de desatarse. Pero la realidad no era tan simple. La confusión y el miedo se apoderaron de su pecho como un torbellino.“Octavio me ama... lo sé. Pero en el pasado... él me dejó por otra, yo lo vi en la universidad. Éramos tan jóvenes, y decidimos terminar, sí, pero yo pensé... pensé que él me esperaría, que su amor por mí sería más fuerte. Me equivoqué. Por despecho, acepté a Samuel. Quería olvidar. Quería vengarme. Y terminé traicionada. Todo este tiempo creí que él fue quien rompió el pacto, pero ahora lo sé... Octavio fue quien realmente me amó. Siempre fue él. Y si hay una oportunidad de recuperarlo, voy a luchar por su amor. C
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Escapando de un mal amor. Capítulo: Ya no puedo confiar en ti
—¡Abuela, Deisy se está muriendo! —gritó Samuel, con los ojos inyectados de desesperación—. Lo hice por ella… solo quería cumplir su última voluntad. Después pensaba casarme con Luciana…Freya lo miró como si estuviera frente a un desconocido. De arriba abajo, con esa mirada cargada de decepción que podía reducir a cualquier hombre al polvo.—¿Te escuchas, Samuel? —espetó, con voz temblorosa pero firme—. ¿Querías mantener a Luciana como amante mientras esperabas la muerte de Deisy? ¡Por Dios! ¿Qué clase de hombre eres? ¡No tienes derecho a decir que amas a Luciana! Y si ella te ha olvidado, me alegro… Lo digo con el alma: estoy de acuerdo en que se case con Octavio. Al final, quienes empiezan juntos deben terminar juntos.Un silencio incómodo se expandió como una nube densa en la sala. Todos contenían la respiración, como si lo que acababan de escuchar fuera tan brutal que nadie supiera cómo continuar.—Madre, por favor, no seas tan dura —intervino Tamia, su voz temblaba de impotencia—
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Escapando de un mal amor. Capítulo: Aun te amo
—¡Luciana, tú eres mía! ¡No puedes olvidarme, te lo prohíbo! —gritó Samuel, irrumpiendo como una tormenta en la habitación, con los ojos rojos de desesperación y la voz temblorosa por la ansiedad.Luciana lo miró. Y en un instante, como una ráfaga cruel, lo recordó todo.Recordó los días en que planeaba su boda, cuando entre sonrisas buscaba su vestido de novia… mientras él, sin el menor remordimiento, se casaba con otra mujer. ¿Por compasión? ¿Por lástima? Tal vez.Pero eso no era amor. Y ella no pensaba explicarle nada. No iba a permitirle lastimarla más.Sin decir una palabra, levantó la mano y lo abofeteó con fuerza.El golpe resonó en la habitación como un trueno.Samuel llevó la mano a su mejilla, atónito. Fue como si despertara por primera vez del sueño egoísta en el que vivía. Se quedó paralizado, tocando el lugar del golpe, con los ojos empañados.—Luciana… ¿Estás enojada? Escúchame, por favor. Solo me casé con Deisy por lástima. ¡Pero a quien amo es a ti!—¿Qué dijiste, Samue
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Escapando de un mal amor. Capítulo Atado a la compasión
Paulina sonrió con una tristeza en los ojos que Octavio no supo cómo interpretar del todo.Había algo de añoranza en su expresión, algo que le hizo presagiar que aquella conversación abriría heridas antiguas.—Ella también, aunque lo oculte, seguía sintiendo algo por ti —dijo Paulina con firmeza—. Si no hubiese sido por Lysandra, tal vez las cosas habrían sido diferentes entre ustedes dos.Octavio frunció el ceño al escuchar aquel nombre.—¿Lysandra? ¿Mi colega de estudios? ¿Qué tiene que ver ella en esto? ¿Cómo la conoces tú?Paulina cruzó los brazos, su expresión ahora era más dura, decidida a no retroceder.—¿Aún lo negarás? Años atrás, cuando Luciana pensó que tal vez había una oportunidad contigo, decidimos ir a visitarte a Londres. ¿Recuerdas? Llegamos sin avisar... y allí estaba esa mujer, Lysandra. En tu departamento. Desnuda. Caminando como si fuera la dueña del lugar. Luciana se quedó helada, no dijo nada a ti, pero se rompió por dentro. ¿Por qué lo ocultaste? ¿Por qué le dis
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Escapando de un mal amor. Capítulo Olvídame
Deisy se aferró al cuerpo de Samuel como si su vida dependiera de ello.Sus brazos temblorosos lo envolvieron con desesperación, hundiendo el rostro en su pecho mientras los sollozos le sacudían el cuerpo entero.—¡No me dejes, por favor, Sam! —gimió entre lágrimas—. ¡Voy a morir, no me dejes sola!Samuel sintió un nudo formarse en su garganta.Sus manos quedaron suspendidas en el aire, sin saber si corresponder al abrazo o alejarse de ella de una vez por todas. El corazón le latía con fuerza, no por compasión, sino por miedo.Miedo a la culpa, a la lástima, y sobre todo, a perder a Luciana.Pero el rostro de Luciana vino a su mente como un rayo. Sus ojos, su voz, su risa.Pensar en verla en brazos de Octavio Darson era peor que cualquier castigo, era como aceptar una derrota humillante. No, él no podía permitirse perderla.—Deisy… —dijo al fin, separándola con suavidad, pero con firmeza—. Yo de verdad quiero ayudarte, lo sabes. Pero nunca fue mi intención perder a Luciana. Tú lo sabes
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Escapando de un mal amor. Capítulo No soy tu juguete
—¡Luciana, yo soy tu prometido! —exclamó Samuel, con la voz rota entre la desesperación y la furia.Luciana lo miró con los ojos fríos, endurecidos por la confusión, el miedo y el dolor reciente.Se apartó de él con un movimiento brusco, como si su cercanía le quemara la piel.—¡No te recuerdo! No sé quién eres —espetó con firmeza—. Y me golpeaste… así que, para mí, solo eres un cobarde más.Las palabras fueron un puñal que se clavó sin piedad en el pecho de Samuel.Su mirada cambió de súplica a furia. Le apretó el brazo con fuerza, lo suficiente para dejarle una marca, y frunció el ceño con rabia contenida.—¿Vas a seguir fingiendo esa maldita amnesia?—No estoy fingiendo nada —le escupió con desprecio—. Ya te olvidé. Para mí, no eres más que un extraño.Samuel retrocedió apenas un paso.Sus ojos brillaron con una mezcla de rabia y desesperanza.No podía perderla. No otra vez.—Bien —murmuró con los dientes apretados—. Si quieres jugar a eso, atente a las consecuencias.Luciana sintió
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