Cordelia Lo hice.No sé si lo pensé o lo dije en voz alta, pero lo sentí. Como un latido certero... un eco resonando en mis huesos.El cuerpo del demonio estaba tendido en la arena, inerte y calcinado desde dentro. Un silencio reverente se había apoderado del público, ese mismo que minutos antes pedía mi cabeza como entretenimiento principal.La esfera de luz desapareció al mismo tiempo que mis fuerzas. Sentí el cuerpo entumecerse, los músculos vibrar, la cabeza volverse un caos de imágenes y sensaciones...Y entonces ella habló.“Ya lo sabes.”La voz no venía de fuera. Venía de dentro. No era la voz de la sombra burlona. Era la otra. La que conocí hace unos segundos, pero que se sentía como si hubiera estado conmigo desde siempre.—¿Mar? —murmuré, apenas de pie.Frente a mí apareció su figura. No etérea ni espectral. Era tangible. Como si compartiéramos un mismo plano por unos segundos.—Ya sabes lo que eres. Lo que serás.Quise decirle que no, que no entendía nada. Pero sí lo ha
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