El juez golpeó con fuerza el mazo.—¡Orden! ¡Orden en la sala, señora Crawford!Pero Megan ya no se contenía. Se aferraba a los brazos de su silla como si quisiera lanzarse hacia él.—¡Ella se metió entre nosotros! ¡April te robó de mí! ¡Siempre lo hizo! ¡Yo estuve contigo cuando todos te dejaron! ¡Yo sí te amé!Logan no respondió. Su rostro era una máscara de hierro, pero sus ojos estaban húmedos.April tragó saliva, sintiendo una mezcla de rabia y vértigo.Axel mantuvo la compostura. Dio un paso hacia el juez.—No tengo más preguntas por ahora, su señoría.El juez asintió, aun golpeando el mazo para calmar la conmoción.Megan se derrumbó sobre la mesa, sollozando, repitiendo entre dientes que lo amaba… que April le había quitado todo.La sala se estremecía. Richard Crowe se puso de pie con una calma medida, sus gestos ensayados como los de un actor experto. Caminó lentamente hacia el jurado, con los papeles del informe psiquiátrico en la mano.—Damas y caballeros del jurado… ¿Qué e

El pasillo del hospital oncológico olía a desinfectante y esperanza en partes iguales. Marie caminaba con pasos lentos, las manos entrelazadas al frente, como si intentara sostener el peso invisible de su vergüenza. Sentía que todos la miraban, aunque sabía que no era así. Aun así, el pudor le arañaba el pecho.Cuando llegó a la puerta de la habitación de su madre, se detuvo un segundo. Respiró hondo. Luego, golpeó suavemente con los nudillos.—¿Mamá?Emma giró desde su cama, luciendo más pálida que antes, pero con esa sonrisa que Marie siempre había sentido como un refugio.—¡Mi niña! —exclamó con voz débil pero cálida—. Pasa, ven.Marie entró despacio, con los ojos brillantes de emoción contenida. Se sentó al borde de la cama, sin saber cómo empezar. Por un momento, ambas guardaron silencio, como si el aire necesitara acomodarse.—Perdón, mamá —dijo Marie de pronto, bajando la mirada—. No quería decepcionarte. Sé que no está bien… embarazada sin casarme, del jefe… todo tan… improvis