Capítulo 36 —No quiero ser la mujer del Diablo
Narrador:
Roman entró a la mansión en silencio, con la ropa empapada de sangre ajena, la mandíbula tensa y las manos aún hormigueándole por el recuerdo de los golpes. No se detuvo en el vestíbulo, no miró a nadie. Subió las escaleras con pasos firmes, directo a su habitación.
Aylin lo vio desde el pasillo. La respiración se le cortó.
No había sido capaz de sacarlo de su mente en todo el día. Había intentado convencerse de que lo correcto era mantener la distancia, pero al final, había decidido ceder. Iba a ir a su habitación. Iba a entregarse. Iba a…
La ropa tirada en el suelo la detuvo en seco, la sangre.
El aire se le atascó en la garganta.
Dio un paso dentro del dormitorio, con las manos temblando.
La camisa, el saco, los pantalones… todo estaba empapado, desgarrado en algunas partes. El olor metálico flotaba en el aire, impregnando cada rincón de la habitación.
El miedo le hizo un nudo en el estómago.
¿Era su sangre? Un sonido la hizo