Capítulo 33 —Te lo adevertí
Narrador:
El trayecto hasta la mansión fue un infierno de anticipación contenida.
Roman no le soltó el muslo en ningún momento.
Primero, fue solo una caricia, lenta, provocadora, el roce de sus dedos deslizándose sobre la tela de su pantalón. Luego, la presión aumentó, sus dedos hundiéndose en su piel con una firmeza que no dejaba dudas de su intención.
Aylin apoyó la mano sobre la de él, no para detenerlo, sino para afirmarse en lo que estaba pasando. Roman la miró de reojo. La forma en que ella lo observaba, con los labios apenas entreabiertos, la respiración cada vez más errática y sus ojos encendidos por la misma necesidad que le recorría el cuerpo a él, lo hizo curvar los labios en una sonrisa oscura.
Apretó más fuerte. Aylin ahogó un jadeo. Roman sintió el estremecimiento recorrerle la piel como una descarga eléctrica.
Si no estuvieran en el mal*dito coche, la hubiera tomado ahí mismo.
Cada semáforo en rojo, cada mal*dito segundo de espera, era una to