Capítulo 40 —Te dio, papá
Narrador:
Roman entró a su despacho en la mansión como un huracán. Se quitó el abrigo y lo lanzó sobre el sofá de cuero con un gesto brusco, antes de servirse un trago de whisky y vaciarlo de un solo golpe.
Dominic, que estaba sentado en el sillón frente al escritorio, lo observó en silencio, dejando que el jefe procesara su frustración antes de hablar.
—¿Y bien?
Roman apoyó las manos sobre la mesa, exhaló despacio y, sin mirarlo, murmuró:
—Dorian dice que no puede hacer nada.
Dominic enarcó una ceja.
—¿Nada de nada?
Roman negó con la cabeza, echándose contra el respaldo de la silla con los ojos cerrados.
—Dice que es tarde. Que al ser deportada, no podrá volver.
Dominic tamborileó los dedos en el apoya brazos, observándolo con atención.
—Pero...
Roman abrió los ojos, oscuros y afilados.
—Pero podría quedarse si se casa con un ciudadano.
Dominic soltó un silbido bajo y cruzó los brazos.
—¿Y qué vas a hacer?
Roman tomó la botella de whisky y se sirvió otro tra