ValentinaTodo parecía un cuento de hadas, la decoración de la iglesia, con arreglos de flores blancas en cada extremo de los bancos, la alfombra de pétalos que llevaba directo al altar. Muy cursi a mi parecer, pero no era mi boda...Los invitados habían llegado hace más de media hora, y todo iba de acuerdo a lo planeado, hasta que los murmullos por la tardanza de la ceremonia comenzaron a llegar a mis oídos.Me había quedado con Bianca en una habitación dentro de la misma iglesia, ella ya estaba con su vestido blanco, con un corte tradicional, idea de Nicola, pero también un poco atrevido en el escote, idea de mi querida cuñada.Pero en lugar de estar saltando como una niñita que al fin recibiría el regalo que más quería en navidad, ella estaba caminando de un lado a otro, presa de un ataque de nervios, mientras arrastraba el vestido de novia por el suelo, repitiendo una y otra vez:—Esto es un desastre, —murmuró, llevándose las manos a la cara, y yo solo podía agradecer que el maqui
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