Capítulo 128: La cita... ¿perfecta?
Felipe Romina y yo llegamos al restaurante, un lugar elegante pero no demasiado lujoso. No quería que pensara que intentaba impresionarla con mi dinero… aunque, lo cierto era que, sí quería lucirme.Le abrí la puerta con un movimiento exagerado y le extendí la mano.—Bienvenida a la mejor cita de tu vida, madame.Ella puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír mientras pasaba junto a mí.—Dios, Felipe, tienes un ego más grande que esta ciudad.—¿Y no te encanta? —respondí con una sonrisa ladeada.La tomé del brazo, guiándola hasta nuestra mesa.El restaurante tenía una iluminación tenue, con velas en las mesas y una suave música de jazz sonando de fondo. Nos sentamos y, apenas abrimos el menú, Romina levantó la vista para mirarme.—Si intentas pedirme una ensalada para que "mantenga la línea", te vaciaré esta copa de vino en la cabeza.Reí con ganas, dejando el menú sobre la mesa.—Por favor, ¿crees que cometería ese error de novato? Te conozco. Sé que si no comes bien, te
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