Al ver que su madre había vendido a Sofía a Héctor, Tomás se quedó helado:—¿Mamá, vendiste a Sofía a Héctor? ¿Y qué pasa con el señor Rivera?—¿Rivera? —Luisa se enfadó solo de pensarlo—. ¡Esa mocosa de Sofía ofendió por completo al señor Rivera! ¿Tú crees que la familia Rivera aún la va a aceptar como su esposa? ¡Mejor aprovechar que alguien aún la quiere y venderla! ¡Ser la señora Gómez es mucho mejor que quedarse aquí peleando contigo por la herencia!¡Pum!En ese momento, la puerta de la casa de los Valdés fue pateada violentamente.Luisa se sobresaltó por el susto.Levantó la vista y vio a Sofía de pie en la entrada.—Tú… ¿Cómo…? —Luisa estaba aterrada. ¡No esperaba que Sofía apareciera ahí!¿Acaso no se suponía que ya debía estar en el hotel, llevada por el chofer?—¿Te sorprende que esté aquí? —la voz de Sofía era helada.Luisa bajó la mirada, visiblemente nerviosa.Sofía dijo con frialdad:—Tía, de verdad no lo puedo creer. Aunque nunca tuvimos una relación de madre e hija, te

A la mañana siguiente, la noticia de que el Grupo Rivera daría una rueda de prensa para aclarar rumores ya se había esparcido por todos lados.Dentro de la mansión de los Rivera, la señora Rivera, abuela de Alejandro, tiró el periódico sobre la mesa con fuerza y se levantó furiosa:—¡Qué disparate!—Señora… —la sirvienta Carmen, que estaba a su lado, recogió el periódico. Al leer que el Grupo Rivera haría una conferencia de prensa para aclarar la relación entre Alejandro y Sofía, su expresión cambió de inmediato.—¿Un asunto tan importante, y nadie se dignó a consultarme?—dijo con voz helada—. ¡¿Qué demonios pasó aquí?! ¡Javier, tú dilo!Javier, el secretario, fue llamado a toda prisa y, nervioso, respondió:—Señora… fue anoche, durante la fiesta de cumpleaños de la señorita Mariana… todos estaban bromeando con la señorita Sofía, y ella… pidió cancelar el compromiso. El señor Alejandro… aceptó.—¿Otra vez Mariana?La señora Rivera ya de por sí no soportaba a Marian, y al escuchar que

Sofía sonrió levemente y dijo:—Por supuesto que es...—¡Por supuesto que es mentira!De repente, una voz interrumpió desde fuera del salón.Todos no pudieron evitar mirar hacia la entrada del salón de conferencias, solo para ver cómo la puerta se abría de par en par y la señora Rivera entraba con un porte imponente.Al ver aparecer a la señora Rivera, Sofía frunció ligeramente el ceño.La señora Rivera rara vez salía de casa, ¿por qué vendría hoy de repente?¿Acaso… alguien le contó sobre su ruptura con Alejandro?En ese momento, Mariana, desde el backstage, también notó la llegada de la señora Rivera, y su expresión cambió visiblemente.¿Quién no sabía que la señora Rivera apreciaba a Sofía como a su propia nieta política?Los flashes de las cámaras de los periodistas no dejaban de iluminar a la señora Rivera.—Abuela... —dijo Alejandro poniéndose de pie.Pero la señora Rivera lo ignoró y caminó directamente hasta colocarse entre Alejandro y Sofía.Uno de los empleados, muy atento, l

Al escuchar el reproche de la señora Rivera, Mariana se apresuró a decir:—No… señora, está equivocada, yo no…—Abuela, Mariana no solo convenció a Sofía de reconciliarse conmigo, sino que también nos ha dado sinceras bendiciones. Es usted quien la ha malinterpretado. Ella jamás ha querido ser la señora de la familia Rivera —intervino Alejandro Rivera, aún defendiendo a Mariana.Al ver a su nieto hablar así, la señora Rivera no pudo evitar soltar una carcajada irónica:—¿Cómo puede ser que mi nieto sea tan ingenuo? ¿Solo porque esta mujer dice unas cuantas palabras, ya le crees todo? Ahora entiendo por qué Sofía quiere romper el compromiso contigo. ¡Señorita García, qué hábil te has vuelto!—Señora, sé que tiene una impresión equivocada de mí, pero le juro que nunca quise destruir la relación entre la señorita Valdés y Alejandro… Si aún cree lo contrario, estoy dispuesta a mantenerme alejada de él —dijo Mariana, como si finalmente tomara una decisión difícil.Pero la señora Rivera resp

Cuando Sofía regresó a la casa esa tarde, encontró a Luisa muy emocionada por la reciente rueda de prensa que había aclarado los rumores.En cuanto la vio entrar, Luisa se apresuró a recibirla con entusiasmo:—¡Sofía, por fin llegas! ¿Cómo no me avisaste antes de una noticia tan buena? ¡Y yo aquí, preocupada por nada!Sofía, al ver a Luisa sonriendo de oreja a oreja, arqueó una ceja y dijo con frialdad:—¿No eras tú la que quería venderme a la familia Gómez?—¡Ya no! ¡Eso ya quedó en el pasado! —Luisa agitó las manos apresuradamente—. ¿Cómo se puede comparar esa familia de tercera con el señor Rivera?Sofía se dejó caer en el sofá, y Luisa, sin perder tiempo, se le acercó:—Dime, Sofía… Ahora que tanto el señor Rivera como el señor Ruiz están interesados en ti, ¿a cuál vas a elegir?Sofía la miró con una expresión indiferente, recostándose contra el respaldo del sofá:—¿Y tú, Luisa ? ¿A cuál quieres que elija?—Bueno… —Luisa bajó la voz con un tono adulador—, aunque la familia Ruiz tie