Todos los capítulos de CASADOS POR ERROR. MI DESCONOCIDA ESPOSA: Capítulo 181 - Capítulo 189
189 chapters
181. ENTRE FAMILIA
 La preocupación invadió a Darío y Asiri. Sabían que el pasado tenía una forma de resurgir cuando menos se lo esperaban y que las heridas antiguas, aunque invisibles, podían causar estragos en el presente. La mención de Domenico Vitale despertaba incertidumbres latentes, ecos de una época que ellos preferían olvidar pero que, como un espectro, regresaba para traer caos. Asiri, con su mirada fija en las cámaras, pensaba en la red de conexiones que tejía alrededor suyo, consciente de que la vida de una persona que amaban estaba en peligro. Jarret, quien parecía tan insignificante en el plano general de las cosas, podría ser la clave para desenredar el complicado entramado de resentimientos y venganzas que amenazaba con arrasar sus vidas.—Está bien, Gerónimo —le dijo Darío mientras sus dedos volaban por el teclado, buscando todo tipo de infor
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182. SEGUROS EN EL REFUGIO
Asiri buscó de inmediato toda la información que tenían sobre Cristal y puso el video en el que se la veía escapando vestida con el traje de novia que le había regalado Oliver, lanzándose en los brazos de Gerónimo frente a un hotel, y luego a Guido, quien conducía el auto en el que se robó a la novia.—Es de película, ¿no les parece? —preguntó Asiri sonriendo a todos.Todos sonrieron, mirando la pantalla con asombro y esa chispa electrizante que suelen tener las historias que parecen haber sido escritas por un guionista caprichoso del destino. Evelin y Oliver observaron la imagen de Cristal, incredulidad en sus rostros por su nuevo vínculo emocional con su primo; era una revelación que prometía más preguntas que respuestas.—¿Pero cómo sucedió eso? —preguntó Evelin, ansiosa por saber más—. &iqu
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183. TODOS ALERTAS
Sin perder tiempo, Gerónimo marcó inmediatamente a su hermano Guido, pero este no le respondió, lo que hizo que su corazón se apretara pensando en lo peor. Entonces, llamó a su primo y futuro jefe, Filipo, quien contestó de inmediato. —¿Qué sucede, primo? —preguntó Filipo, preocupado.—No es nada, hermano —aseguró Filipo rápidamente—. Tú quédate tranquilo donde estás; es solo un aviso para que toda la familia sepa que debe estar alerta y aumentar la seguridad. Estamos en guerra, hermano. Recupérate y apaga el teléfono. En las cosas que llevaste hay un teléfono de carta que puedes utilizar. No vuelvan a usar el tuyo ni el de tu esposa, y no llamen a los móviles; llamen a los teléfonos fijos de la casa. ¿Entendido?—Sí, mi hermano —respondió Gerónimo, aceptando de
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184. UN ACUERDO TÁCITO
La noticia trajo un alivio inmediato a Maximiliano. Aunque la preocupación nunca se disipa del todo en las aguas turbulentas de las intrigas familiares, saber que su hermana y Gerónimo estaban bien era suficiente para calmar su mente por el momento. Una vibración en su bolsillo hizo que sacara su teléfono secreto y sonriera. Cristal le había enviado un mensaje asegurando que estaba bien. Le respondió enviando el número fijo de la casa.—Ya se lo mandé, se acordó de esto. Lo tenía solo por ella, y ahora por ti, Thea mu. ¿Puedo preguntar algo? —dijo mientras miraba el papel con el número de Gabriel D'Alessi y lo guardaba cuidadosamente, consciente de que cada paso hacia la protección de su familia debía estar planificado con precisión.—Claro, Gatito, pregúntame lo que quieras —respondió Coral, frente a él.—&i
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185. DETRÁS DEL “MANO DE ORO”
Mientras en las cercanías del refugio donde Gerónimo y Cristal se encontraban, cuatro sombras hablaban entre sí en la oscuridad.—¿Cómo pudiste perderlos? —preguntó una de las figuras, bajando la voz.—Están cerca, no pudieron ir muy lejos. El helicóptero del doctor Garibaldi los dejó en la plazoleta a dos cuadras de aquí —explicó otra de las figuras—. No era solo un auto el que los esperaba; no pude distinguir en cuál de ellos se montaron.—¿Entonces, cómo puedes estar seguro de que es por aquí? —volvió a preguntar el que parecía el jefe.—No lo sé, es una corazonada —respondió el aludido.—Pero jefe, el Don dijo que dejáramos al chico tranquilo, se lo prometió al doctor Rossi —intervino un tercero que no había hablado antes.&mda
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186. EL REGALO DE HELEN
Jarret y su segundo están sentados en el salón de un hermoso apartamento ubicado en Pigna, uno de los tantos distritos de Roma, justo al lado de la Plaza de Venecia y del monumento a Vittorio Emanuele II, que se construyó en honor al primer rey de la Italia unificada. No es de los más concurridos ni vistosos de la ciudad, pero aún posee su encanto. Jarret, con la computadora en la mano, busca información. —¡Nada, ni una sola noticia! —exclama frustrado—. ¿Pero qué tipo de hombres contrataste? No han sido capaces de ejecutar una sola de mis órdenes bien. —¿A qué se refiere, jefe? —pregunta el segundo, mientras lo mira inexpresivo—. Los traje de los hombres de su padre que estuvieron de acuerdo en trabajar para usted con tal de irse de Sicilia. —A estas horas deberían ya estar las noticias de las bombas en los autos del hermano de Cristal y sus hombres —respondió, cerrando de un golpe la laptop—. Les dije que las cronometraran para hoy. —Jefe, se le olvidó que Maximiliano iba de
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187. GIOVANNI GARIBALDI
Rosa sintió que el suelo cedía bajo sus pies. Giovanni jamás le había hablado así, jamás la había mirado con esos ojos fríos, como si ya no fuera su esposa, sino una enemiga más en su larga lista. Era conocido por ser la sombra de Fabrizio y, para todos en la familia, solo hacía lo que aquel le ordenaba. Para muchos, pasaba solo como un hombre pacífico, viendo a la sombra de una familia mafiosa.  —Por respeto —contestó Rosa después de servir un café a Giovanni, que no lo tocó; no comía ni bebía nada que ella le diera.  Y por primera vez en mucho tiempo, a Rosa se le erizó la piel al escuchar la escalofriante carcajada que soltó su esposo. Se quedó petrificada mirando a Giovanni, que le parecía otro hombre. Siempre supo que, cuando se trataba de la vida de sus hijos, él cambiaba completamente y se v
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188. EL CONSEJO DE VICENCIO
En la casa de Gabriel D’Alessi, Evelin se había levantado. Después de arreglar a los niños, esperaba pacientemente a que su esposo terminara una llamada telefónica. Tomó el periódico de la mesa y se puso a ojearlo sin prestarle mucha atención, cuando una foto saltó a su vista. Se quedó atónita ante lo que veía. Corrió al despacho, donde Gabriel estaba recogiendo sus cosas.  —¿Qué te pasa, Eve? —preguntó él al ver su expresión de terror.  —Gaby, es terrible lo que dice aquí en este periódico —le dijo, entregándoselo mientras apretaba sus manos—. Tengo mucho miedo de que todo empiece de nuevo, como cuando aquella mujer nos perseguía a mí y a mis hermanos.  Gabriel abrió el periódico y lo leyó. No había terminado todavía cuando entr
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189. DECIDIDO A TODO
Vicencio levantó la vista, con la mirada alerta y el cuerpo tensado por la preocupación. La cesta que Maximiliano sostenía parecía inofensiva a simple vista, pero la inquietud en su expresión no dejaba lugar a dudas de que algo no estaba bien. Se levantó rápidamente, acercándose a él con pasos decididos.  —Déjame ver —dijo Vicencio, tomando la carta de las manos de Maximiliano con cuidado.  Vicencio examinaba el contenido de la carta, escrita con una caligrafía abrupta que transmitía urgencia y amenaza al mismo tiempo. Su rostro se endureció y miró interrogante a Maximiliano, que observaba aterrado el contenido de la cesta.  —¿Qué sugieres que hagamos con esto? —preguntó Maximiliano, buscando orientación.  En el refugio, Gerónimo se despierta, mira a su lado en busca de Cristal y no
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