BASTIÁN LEBLANCEntré al elegante café con un nudo en el estómago. Era el mismo lugar donde me había encontrado con Andy la primera vez después de años, pero ahora estaba aquí por una razón completamente distinta. En el balcón, esperándome con una sonrisa radiante, estaba ella: mi novia, Rachel, tan joven, tan inocente... tan ajena a la tormenta que se agitaba dentro de mí.En cuanto volteó hacia mí sus ojos se iluminaron. Traté de mantener una sonrisa cordial mientras me acercaba, acomodando mi corbata, manteniendo la compostura. Antes de que pudiera decir algo, se lanzó a mis brazos y me besó con una pasión que yo no pude devolverle del todo.Rachel tenía una energía explosiva, pero… mi piel parecía entumecida y no podía compartir esa misma euforia, aun así sonreí y la rodeé con mis brazos, manteniendo la farsa.
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Capítulo 38: En la oscuridad, todos los gatos son pardos
BASTIÁN LEBLANCMe quedé en silencio, sintiéndome atrapado en una telaraña de la que no podía escapar. Mi mente gritaba que esto era una locura, que había otras maneras, pero mi corazón… Mi corazón solo pensaba en Andy. ¿Estaba dispuesto a hacer lo que fuera por estar con ella? ¿Incluso embarazar a otra mujer? ¡No! Quería que mi primer hijo fuera de Andy, que ella lo gestara en su vientre, quería verlo crecer, quería que fuera una combinación perfecta entre ella y yo. —Lo pensaré —respondí al fin, sintiendo mi propia voz distante. No quería hacerlo, tenía planes antes de esto, pero… también era una solución más rápida. Mindy chasqueó la
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