ANDY DAVIS
—¿Señora Davis? —preguntó la enfermera asomándose a la habitación, mientras mi pequeño Leoncito dormía y Vicky también, acurrucada en mi pecho, ambas en el cómodo sofá al lado de la cama.
Aunque le había insistido a Vicky que regresara a casa con la niñera, ella era muy cercana a su hermano y no quería dejarlo solo. También sabía que el buen humor de León dependía de la alegría de su hermana. Compartir mi vientre había formado un lazo entre ellos demasiado fuerte y no podían estar el uno sin el otro.
—¿Qué ocurre? —inquirí algo somnolienta mientras con cuidado dejaba a Vicky en el sofá. Se acomodó resintiendo mi ausencia, per