Nammi era solo una joven, un ser humano ordinario, se podria decir, pero nadie podía negar que era decidida.Acaricio su vientre luego de recibir la dirección por parte de Dulce, sin preguntas, ni detalles, porque la princesa De Luca sabía muy bien que su madre siempre confió en la castaña, por lo que ella confiaría ciegamente en Nammi, quizás Dulce había comprendido antes que los gemelos, que la dama de la reina, nunca sería una corona, pero no hay mejor lección que la que se aprende por las malas, y Dulce sabía que sus padres ya no estaban para golpear a ese par y para ser honestos, ella tenia de sobra con sus tres hijos, y que decir de sus tres esposos, que debes en cuando, no coordinaban muy bien lo que hacían y decían, y es que eran tan distintos, uno demasiado silencioso, otro por demás charlatán, uno tan mayor como para ser el padre de los demás casi, el otro tan joven como Dulce, si, la vida de Dulce De Luca, no siempre era color rosa, pero de es se trataba la vida ¿verdad?—
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