Media hora después, Alisson y Christopher habían bajado de aquel apartamento para enrumbarse al zoológico con los niños. Él corazón de Alisson latía desmedido porque era la primera vez que salían todos juntos y, aunque no lo quería decir en voz alta se sentía feliz, viva. Sentó a los cuatros niños en el asiento trasero de una camioneta cuatro por cuatro y después se sentó ella adelante. Christopher acomodó el rolex en su mano izquierda, y luego subió al asiento del copiloto. Él motor rugió segundos después cuando pasó la llave y sin pensarlo dos veces arrancó.Él dia no estaba soleado, todo lo contrario, el sol estaba oculto en algún punto y el ambiente se sentía sereno y gris. Alisson tragó grueso cuando una música infantil sonó en la radio y mientras sus cuatros bebés cantaban ella no pudo evitar mirar a Mateo. Sus ojos pegados a la ventanilla, brillosos, iluminados y su sonrisa parecía tan alegre y a la vez triste. «¿Cuánto ha sufrido?» Se preguntó mentalmente. Unos cuantos kilóm
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