ANNELISSE DE FILIPPINo tenía clases. Silvano no lo sabía, claro. Quería sorprenderlo, como él tantas veces me sorprendía a mí. Con un desayuno, quizás. Con un beso. Con una promesa más.Subí las escaleras de dos en dos, el corazón latiéndome feliz por ver nuevamente a Silvano. Quería llegar antes que se fuera a su oficina. Toqué. Nadie respondió. Usé la clave de su cerradura, la había cambiado hace poco, la fecha de nuestro primer beso, el que nos dimos aquí en su departamento, cuando tenía fiebre, ese día sería nuestra fecha especial.Entré y mi corazón se congeló.En medio de la sala caminando para ver quien golpeaba. Una mujer de cabello oscuro, bata de seda apenas anudada, piernas perfectas, mirada altiva… y un babydoll transparente que me congeló la sangre.—Hola —dijo con una sonrisa arrogante—. ¿Buscas algo?La rabia me nubló. Di un paso hacia dentro, y justo entonces Silvano salió del baño con el pelo mojado y una toalla colgando apenas de su cadera. Mi Silvano. Mi novio. M
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