El cuerpo de Santiago sanaba más rápido que su mente.Las heridas superficiales cerraban con cada día que pasaba, los moretones se desvanecían, su piel volvía a ser la misma de siempre.Pero sus ojos…Sus ojos ya no eran los mismos.Se movía con una tensión constante, siempre alerta, siempre midiendo cada sombra, cada sonido, cada rostro desconocido.Había dejado de dormir bien.Yo lo notaba.Incluso cuando él intentaba ocultarlo. El regreso a la empresa fue extraño.Después de todo lo que había pasado, después de haber visto la muerte de cerca más veces de las que podía contar, caminar de nuevo por los pasillos de Ferrer & Asociados se sintió irreal.Las personas nos miraban con curiosidad, con respeto… co
Leer más