Felipe estaba algo distraído con sus pensamientos cuando escuchó decir a Mariana:—Te agradezco por tu buen gusto.Era su respuesta a lo que su hijo acababa de decirle. Él estuvo a punto de soltar una carcajada, pero solo sonrió y murmuró en voz baja:—Estoy de acuerdo contigo, hijo. Es muy bella.Silvia, que escuchó el comentario, respondió también en voz baja, pero también algo presumida:—¿No lo cree, señor?Felipe la miró y respondió:—Es solo que ella sabe que es muy hermosa… y tiene todo el derecho de presumir su belleza.Pero enseguida recapacitó y se preguntó desde cuándo hablaba de sus cosas personales con la niñera. Estaba a punto de decirle que se fuera, que él se encargaría de su hijo, cuando escuchó a Andrés decirle a Mariana, con una sonrisa en el rostro:—Desde hoy, serás mi mamá.Felipe abrió los ojos como platos al escuchar semejantes palabras.Por su parte, Mariana casi se ahogaba con su propia saliva. No podía creer lo que había oído. Pensando que quizás había ente

Al rato, Mariana le dijo con una sonrisa:—Todo lo que he dicho es mentira. Ya que tú eres muy guapo, igual que tu padre.Había pronunciado esas últimas palabras al notar que el niño empezaba a hacer pucheros.Andrés permanecía en silencio, y Mariana pensó que quizás se había enojado por haberle dicho feo a su papá. Estaba a punto de hablar de nuevo, cuando lo escuchó decir con total seriedad:—¿Ya sabes que tengo mucho dinero, verdad? Y como eres mi madre, lo compartiré contigo.Mariana sacudió la cabeza y rompió en una carcajada. Cuando por fin pudo calmarse, le respondió divertida:—Ya que soy tan bonita y tú tienes tanto dinero, ¿por qué no me patrocinas para concursar en Miss Universo? Porque déjame decirte que, con esta belleza mía, seguro me gano la corona con facilidad.Felipe, que los escuchaba desde cerca, estalló en una risa descontrolada. Y, entre carcajadas, pensó: Sí… muy bonita, y también un poco pretenciosa.En ese instante, Mariana escuchó algo e, inmediatamente, se v